El daño cerebral presenta unas características muy especiales, por lo tanto, la atención que se ofrece a las personas que lo han sufrido debe ajustarse a sus particularidades. Por un lado está la necesidad de una actuación inmediata en el momento del suceso, porque cuando se detecta un daño cerebral se precisa una atención de los servicios médicos de urgencia para actuar en el menor plazo de tiempo posible; esta inmediatez es fundamental para intentar minimizar las secuelas. Una vez superada esta fase urgente, es igualmente fundamental iniciar un proceso de rehabilitación que debe ser interdisciplinar, intensivo, especializado y orientado a las necesidades del paciente y su familia.

El hospital de rehabilitación neurológica Casaverde Mérida defiende la necesidad de crear un programa rehabilitador que se ajuste a las necesidades de cada paciente, atendiendo a las distintas fases del proceso neurológico e incluyendo dentro del mismo la reinserción del paciente a su entorno, ya sea familiar, social o laboral. Para ello, cuenta con unidades especializadas en cada una de estas fases y un equipo de profesionales sanitarios centrados en el paciente y su familia. En palabras de Francisco Javier Rubio, director del hospital, “en rehabilitación neurológica no basta con tratamientos generalizados, el paciente requiere de un programa intensivo e individualizado, y orientado desde su inicio a conseguir los mejores resultados posibles”.

La tecnología y los profesionales al servicio del paciente

La aplicación de diferentes tecnologías en la rehabilitación neurológica invade los hospitales y centros de rehabilitación, sin olvidar que una parte fundamental del proceso es contar con profesionales especializados, cuyo objetivo es obtener el máximo rendimiento estas tecnologías. “En Casaverde, además de con tratamientos convencionales, contamos con diferentes tecnologías a disposición de nuestros pacientes. Trabajamos con posturógrafos, grúas para trabajar la marcha en suspensión, programas de hidroterapia, sistemas informáticos de estimulación neurocognitiva, etcétera, todo ello dirigido por nuestros profesionales, que además de su experiencia y conocimientos en neurorrehabilitación aportan la necesaria calidez humana, cercanía y empatía que requiere el paciente en el proceso rehabilitador”, añade la doctora Lorena Lérida Benítez, médico rehabilitadora y responsable asistencial del hospital Casaverde. Además el proceso rehabilitador incluye programas de intervención dirigidos a familias y cuidadores de pacientes en coordinación con otros agentes e instituciones socio sanitarias.

La Fundación Casaverde, garantía de calidad

La Fundación Casaverde está directamente vinculada al hospital de rehabilitación neurológica por varios motivos. Por un lado, lidera y desarrolla el Programa para la promoción de la autonomía personal y la integración social de las personas con discapacidad derivada del daño cerebral sobrevenido, financiado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana. Este programa, único en España ha sido Declarado de Interés General por el Gobierno Valenciano y se desarrolla en el hospital Casaverde Alicante desde 2013. Hasta la fecha se han atendido a más de 300 personas entre usuarios y familiares. Además, La inclusión de la familia en el proceso rehabilitador ha permitido que el 100% de los familiares perciba menos carga de cuidados a la finalización del programa.

Por otro lado, la Fundación Casaverde, con el objeto de velar por la calidad de los servicios y para poder generar conocimiento en el ámbito de la neurorrehabilitación, realiza estudios científicos que analizan los procedimientos y resultados obtenidos. Según Elena Sánchez, investigadora de la Fundación Casaverde, “los últimos estudios realizados hacen hincapié en la importancia de la coordinación entre los diferentes agentes implicados en la rehabilitación para poder prestar la atención necesaria en el momento justo y con ello alcanzar resultados óptimos”. El paciente debe comenzar la rehabilitación una vez estabilizado clínicamente y finalizarla con la reinserción en su entorno, pasando por los distintos recursos que se deben poner al servicio de las personas y no al revés. La intervención de manera coordinada y especializada aporta eficacia y eficiencia, contribuyendo a una mejor atención y a una sostenibilidad del sistema.