TLta semana pasada me sorprendieron unas palabras del presidente del PP de Extremadura, que pedía a todas las administraciones una especial sensibilidad hacia el colectivo de inmigrantes. No pasaría nada si no fuera porque su partido se caracterizó por hacer unas leyes de extranjería que cercenaban muchísimos derechos fundamentales. En cualquier caso, bienvenida sea esta nueva postura del líder de la oposición extremeña, que esperemos no sea algo coyuntural tras su entrevista con colectivos de inmigrantes.

Horas después escuché en la radio a Esteban Beltrán , director de Amnistía Internacional en la última década. Acaba de publicar un libro que se titula Derechos torcidos , en el que intenta desmontar una docena de tópicos asumidos como verdades por nuestra sociedad. También hace propuestas tan lógicas que nadie se atreve a pronunciar en alto, como la de abolir la pobreza por ley para que, de la misma manera que un torturado puede acudir a un juez, lo pueda hacer quien se vea privado de sus derechos básicos fundamentales a la sanidad o al trabajo. Se atreve a decir que nuestra transición no fue tan modélica como nos han vendido y que la inmigración no es ese problema gravísimo que tanto les gusta usar a algunos políticos para crear miedos entre la población. Precisamente Amnistía Internacional en Badajoz organiza el próximo sábado una jornada alertando de las rebajas en Derechos Humanos que los inmigrantes pueden llegar a sufrir con nuevas normativas en el horizonte. Menos mal que Monago parece haber cambiado de bando y ha descubierto ese lado sensible que no tuvo cuando gobernó su partido.