Los Mossos d'Esquadra han detenido en Barcelona al dueño de una granja de gallos de pelea, situada en el número 2 de la calle Metal·lúrgia de la Zona Franca, en la que se criaban más de 400 aves, en su mayoría destinadas a estos combates ilegales, en los que se llegan a apostar hasta 2.000 euros. El detenido, Eugenio C.P., de 77 años, ha quedado en libertad tras declarar ante el juez, pese a haber admitido que los gallos se utilizaban para las peleas y que el precio aproximado de venta de cada ejemplar era de unos 120 euros, según informó hoy la Policía catalana.

El pasado mes de febrero, los Mossos d'Esquadra recibieron la llamada de una persona que había presenciado una pelea de gallos en la vía pública, concretamente en el paseo de la Zona Franca de Barcelona. Una dotación policial se desplazó hasta el lugar, donde sorprendió a seis personas de nacionalidad francesa alrededor de dos gallos de pelea heridos de gravedad que seguían luchando.

En el maletero del coche de una de estas personas se localizaron cinco animales más muertos, de manera que todos los presentes fueron denunciados por una falta de maltrato de animales y los siete gallos fueron decomisados. Al cabo de unos días, otra patrulla policial observó dos coches con matrícula francesa ante el número 2 de la calle Metal·lúrgia e identificó a los ocupantes como algunos de los denunciados unos días antes por la pelea de gallos. Al inspeccionar la finca frente a la que se encontraban aparcados los coches, los mossos comprobaron que en realidad se trataba de una granja de gallos de pelea e identificaron a las tres personas que había en ese momento en su interior, Juan B.C., de 37 años; Paul M.C., de 30; y Enyel Delfín M.C., de 27, todos ellos de nacionalidad dominicana, que reconocieron ser los encargados de cuidar de los animales.

El propietario del recinto resultó ser Eugenio C.P., de 77 años, que posteriormente mostró a los agentes la granja, en la que había un total de 417 gallos, todos ellos dispuestos en jaulas individuales, de los que 363 eran de la raza utilizada habitualmente en las peleas ilegales.