El diestro extremeño Miguel Angel Perera recibió ayer una ovación en la plaza de San Sebastián en su primer toro y silencio en el segundo. Perera compartió cartel con Antonio Barrera y Daniel Luque lidiando seis toros de Torrealta.

A Perera le tocó un primer toro muy justo de todo, pero noble y con fijeza como toda la corrida. El torero lo cuidó mucho: los capotazos justos y dos ligerísimos picotazos. Manejó el capote con buen aire: templado, ceñido y lento, e hizo un quite por faroles y gaoneras.

En la muleta toreó el extremeño como resolución, alternando la media distancia y las cercanías, perdiéndole pasos por el punto pegajoso que tenía el toro en la embestida. Ensayó también el parón y se adornó finalmente por bernadinas. No fue un conjunto redondo, pues faltó emotividad por el escaso brío del toro. Pero si llega a matar bien quién sabe si hubiera cortado una oreja.

El peor toro para Perera fue el cuarto, con menos clase y más incómodo de los seis, nada pudo hacer el de Badajoz. Las manos por delante, la cara por las nubes, calamocheando, topaba más que embestía. El hombre estuvo ahí, en proyectos de pases, sin resolver nada.

Más suerte corrieron Antonio Barrera y Daniel Luque. Ambos cortaron una una oreja.