Le gustaba disfrazarse. Se vestía el uniforme, ajustaba sus esposas, mostraba su placa falsa, enfundaba una de sus pistolas de fogueo y jugaba a policías y ladrones. Si los menores perdían, debían quitarse la ropa. El los grababa o fotografiaba. Otras veces, si el menor perdía tenía que ir al baño y fotografiarse los genitales. Mejor si hacía posturas. En otras ocasiones las fotos se hacían a cambio de dinero, regalos o minutos de conexión gratis en su cibercafé. Ese es el relato de sus presuntas víctimas.

Los Mossos d´Esquadra detuvieron el martes a un joven de 25 años, vecino y dueño de un cibercafé de Igualada (Anoia) acusado de los delitos de pornografía infantil, corrupción de menores, usurpación de funciones públicas y falsificación de documento público y moneda. El caso ha causado una conmoción. De momento, los mossos sólo han interrogado a dos menores. Pero en el ordenador personal del detenido hay numerosas fotografías de adolescentes de la ciudad. Los investigadores no descartan que, además de las imágenes, el acusado pudiese haber abusado de algún menor.

Las investigaciones se iniciaron hace dos semanas. El padre de uno de los chicos y chicas de entre 13 a 18 años de la ciudad que frecuentaban el Cibercafé Igualada acudió a un amigo suyo de la policía local. Denunció que a su hijo le ofrecían dinero por dejarse fotografiar desnudo.

VIVE CON SUS PADRES La Unidad Regional de Investigación de Manresa de los Mossos de Esquadra se hizo cargo del caso. El detenido, que vive con sus padres y hoy pasará a disposición judicial, acabó llorando en las dependencias policiales y colaborando en el registro de su domicilio, facilitando a los agentes los códigos de acceso al disco duro de su ordenador portátil.

Ahora, los investigadores tienen mucho trabajo por delante. Averiguar, para empezar, qué hacia el detenido con las fotos. Si se trataba de un material exclusivamente para su disfrute personal o lo intercambiaba con pedófilos a cambio de dinero. Después deberán clasificar el material y comprobar si todas las fotos y grabaciones corresponden a jóvenes de Igualada o si también hay, como se sospecha, material capturado o intercambiado en algunos chats visitados por pederastras. Además, poseía cuatro armas de fogueo y numeroso material policial que utilizaba en sus juegos.