En el operativo policial de mayor envergadura de toda su historia, un ejército de agentes de la policía autonómica catalana (mossos d´esquadra) desembarcó ayer en las calles de la localidad catalana de Mataró para desmantelar el complejo submundo de explotación laboral que la mafia china había logrado poner en marcha tras las puertas de decenas de pisos, locales y naves industriales de la ciudad catalana.

A las 9.40 horas de la mañana se dio el pistoletazo de salida a la operación Wei: en ese instante, 750 agentes irrumpieron simultáneamente en 72 talleres ilegales de confección textil regentados por ciudadanos chinos y situados en cuatro barrios de la ciudad.

LLAMADA La operación policial, coordinada por la fiscalía de delincuencia organizada, se basa en varios meses de investigación de la Unidad Central de Tráfico de Seres Humanos de la División de Investigación Criminal (DIC) que han permitido acumular indicios de que los encargados de los talleres forman parte presuntamente de una misma organización mafiosa que actúa en Catalunya como filial de una mafia internacional china y que, además de la producción textil, se dedicaba a sacar del país los ingentes beneficios obtenidos. Los agentes, que han colocado la lucha contra la explotación laboral y sexual como una de sus prioridades, tienen indicios de que los detenidos formaban una única organización "muy jerarquizada".

En la operación efectuada ayer se modificó el protocolo habitual de actuación, que recomienda que los registros se realicen al romper el alba. "Esta vez, sin embargo, interesaba esperar a que los trabajadores chinos entraran a trabajar", contaron fuentes de los mossos d´esquadra, que explicaron otra particularidad: "La primera acción no ha sido tirar las puertas abajo. Sabíamos que la mayoría de gente que había allí dentro eran víctimas, trabajadores esclavizados, y no queríamos ponerlos en peligro", dijeron esas fuentes, que detallaron: "Lo que hicimos fue llamar al timbre y esperar a que nos abrieran. La mayoría lo hicieron. Y cuando no fue así, hubo que derribar la puerta".

BALANCE A media tarde, tras felicitar a los mossos, el consejero de Interior, Joan Saura, hizo un primer balance de la operación informando de la detención de unas 30 personas acusadas de ser las responsables de esos talleres ilegales. Fuentes de la policía autonómica explicaron que, al finalizar los registros, el balance de arrestados superó las 70 personas, la inmensa mayoría de origen chino, aunque también hay algún español. A todos ellos se les imputará un delito contra el derecho de los trabajadores.

Además, los agentes localizaron a cerca de 300 personas que trabajaban en esos talleres en un régimen de explotación. Entre ellos se encontraban varias personas que se sospecha que pueden ser menores de edad.

Los agentes entraron en talleres ubicados en lugares muy distintos. Muchos estaban en naves industriales, pero también los había dentro de antiguos locales comerciales, en sótanos y en pisos. "La entrada a algún taller estaba oculta por un armario que daba paso a una habitación con varias máquinas; eran auténticos zulos", dijeron fuentes policiales. En la mayoría de ellos, los trabajadores dormían en un espacio habilitado junto al taller. En uno de los registros, la policía halló camastros y colchones en un terrado al aire libre junto a una precaria cocina.

El hecho de que los talleres ubicados en los pisos funcionaran bajo la tapadera de una familia hizo que los mossos localizaran a algunos niños y a mujeres embarazadas. Durante los registros, los policías se incautaron de material de oficina, documentos, ordenadores y varias muestras de tela y prendas de ropa que, según fuentes policiales, deben permitir seguir la pista de los proveedores textiles.