Un novio para Yasmina , una coproducción hispano-marroquí, es el resultado de dos años y medio de trabajo con un presupuesto muy ajustado que ha sido recompensado por tres importantes premios en el pasado festival de cine de Málaga. El filme se exhibe en Cáceres y Badajoz.

--Los problemas de integración o para conseguir papeles que tiene Yasmina, ¿fueron su primera idea para la película?

--Es una realidad que he vivido de cerca en los últimos 10 o 15 años. En Badajoz, en la zona de Montijo, donde hemos rodado, hay mucha población originaria de Marruecos y, por eso he querido hablar de las relaciones personales al margen de las procedencias y de cómo uno se puede sentir extranjero en su país o despreciar a los inmigrantes olvidando que es uno de ellos.

--Entonces, la inmigración es una excusa para hablar de otras muchas cosas.

--He querido indagar qué posición tomamos ante el otro. Hay muchos personajes que son conscientes del mundo que les rodea, de la pobreza o las dificultades de los demás. Y cada uno actua según su conciencia para que el mundo sea un lugar mejor. Es una invitación a pensar y a hacernos preguntas.

--Da mucha importancia a los personajes femeninos, que aparecen más fuertes que los masculinos.

--Por lo que sé y por la experiencia de mis padres, que han trabajado con asociaciones de inmigrantes, la mayoría del trabajo lo realizan mujeres. Pero Yasmina, que aparentemente es una luchadora, también es incapaz de ver lo que tiene a su alrededor. Las mujeres atendemos más a aspectos más cotidianos, más afectivos, con la conciencia de que estas cosas no tienen por qué vivirse con menos intensidad o como si apenas tuvieran importancia.

--La califica de comedia romántica, ¿por qué?

--Creo que el humor es el reverso de nuestra desesperación; revela que nos damos cuenta de las cosas. He visto la película con público, y se ríe cuando reconoce ciertas actitudes en los personajes; es el humor al que recurrimos cuando revelas cosas de la realidad. También es un recurso para hacer avanzar la realidad.

--Algunos extras son trabajadores inmigrantes. ¿Le han dado su punto de vista?

--Ha habido de todo. No por ser inmigrantes se han identificado solo con esos personajes. También entendían a Alfredo (interpretado por José Luis García Pérez). Pero me interesa más cómo la ha visto la gente joven, cómo Yasmina es fiel a sus tradiciones y a la vez busca su independencia. Eso puede ser un modelo y un estímulo para las generaciones jóvenes; también para los marroquís que viven aquí.

--¿Ha encontrado muchas dificultades en su primer largo?

--Sí, pero todo el equipo tuvo mucha decisión para sortear los obstáculos. La próxima supongo que será en mejores condiciones y yo creo que estaré más segura. Ahora estoy escribiendo un guión sobre una historia, también en clave de comedia, más urbana y más nocturna.