Un grupo de científicos ha generado, en el Laboratorio Nacional de Energía de Brookhaven, en Nueva York, la temperatura más alta detectada jamás, cuatro billones de grados centígrados (250.000 veces más calor que el registrado en el centro del Sol). El objetivo se ha conseguido con un acelerador de partículas gigante, con el que se han hecho chocar iones de oro entre sí con la finalidad de producir, durante milisegundos, explosiones ultracalientes.

El resultado es suficiente para dar a los físicos material de estudio durante años, que esperan que les conduzca a entender cómo y por qué se formó el universo. Buscan pequeñas irregularidades que podrían explicar por qué la materia se formó en sus primeros estadios. Igualmente, esperan encontrar más aplicaciones prácticas, como los spintronics, que tienen el objetivo de hacer más pequeños, más rápidos y más poderosos los dispositivos informáticos.

"Esa temperatura es lo suficientemente caliente para fundir protones y neutrones", ha dicho Steven Vigdor durante una conferencia de prensa en una reunión de la Sociedad de Física de Estados Unidos, en Washington.