Hay unanimidad en considerar que España negoció mal el protocolo de Kioto, aunque quizá era inevitable, porque nadie preveía tantos años de crecimiento económico consecutivo y un aumento de la población de más del 10%. La prueba de este mal negocio es que, pese a ser los peores de la clase en cuanto a los objetivos marcados por el convenio, aún emitimos un 13% menos de CO2 per cápita que la media de la UE. El año pasado, cada español lanzó a la atmósfera una media de 9,59 toneladas, mientras que cada europeo fue responsable de la emisión de 11. El dato es clave pasa negociar Kioto 2, el protocolo que debe suceder al actual en 2013, pues se tendrá en cuenta este factor.