El 79% de la población vive en España concentrada en el 12% de los municipios, que ocupan tan sólo el 19% de la superficie total, según el informe Perfil medioambiental de España 2005, elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente. Ese y otros datos similares revelan, según el documento, que el crecimiento económico que aumenta la calidad de vida de los ciudadanos se sigue llevando a cabo en España a costa del medio ambiente y del equilibrio territorial.

El departamento encabezado por Cristina Narbona realiza desde el año pasado una detallada radiografía de la situación medioambiental. Si en la edición del 2004 el diagnóstico detectó graves disfunciones en el modelo español, la edición del 2005 revela que poco ha cambiado. Y en algunos casos la situación se ha agravado.

CEMENTO EN EL LITORAL La ocupación de la costa, por ejemplo, está alcanzando la saturación absoluta. En cuatro provincias, Barcelona, Málaga, Alicante y Melilla, está urbanizada el 50% de la longitud del litoral.

El transporte ha mantenido un crecimiento que absorbe y anula en la práctica las mejoras tecnológicas introducidas en los vehículos. Entre 1990 y 2003 el transporte de pasajeros creció cerca de un 84% y el de mercancías, el 99%. Uno de los factores que agravan la situación es el modo en el que llegan los turistas: el 70% lo hacen en avión y el 25% por carretera, los dos sistemas de transporte más contaminantes.

AGUA Y CO2 Las tendencias en el consumo de energía y de agua siguen siendo negativas. Ambas crecen por encima de lo que aumenta el PIB, es decir, justo lo contrario de lo que ocurre en Europa. La brecha en eficiencia energética con el resto de países de la UE sigue aumentando. El resultado de este modelo en emisiones de CO2 es un aumento que nos sitúa a la cola junto a Canadá en el cumplimiento de Kioto. La radiografía detecta muchas otras disfunciones: el aumento en el uso de plaguicidas para la agricultura, la caída de las capturas de la pesca y el aumento de los residuos urbanos, entre otros, pero también vislumbra algunas "señales para la esperanza".

CRECIMIENTO Los principales elementos positivos son el crecimiento de los espacios naturales protegidos, el avance en la depuración del agua de los ríos --con la consiguiente mejora de los ríos, las aguas subterráneas y las litorales-- y el aumento del peso de las renovables en la producción energética. Esta está ya por encima de la media de la UE y muy cerca del objetivo del 22,1% marcado por Europa para el año 2020. Aunque aún no se reflejan en el documento, el secretario general para la Prevención de la Contaminación del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, apuntó también otros dos datos más para el optimismo.

El 2005 fue el primer año en el que se redujo el consumo de energía primaria por unidad de producción. Y el primer cuatrimestre se cerró con un aumento de solo el 1,6% de la demanda energética, frente a los porcentajes de entre el 4% y el 6% de los años anteriores.