Los españoles se apuntan a la doble moral a la hora de hacer frente al cambio climático. Cada vez tienen mayor conciencia del calentamiento global y lo ven como un problema real y cercano, pero se muestran reacios a cambiar su estilo de vida y a hacer aportaciones como reducir el uso del coche, pagar más impuestos por la gasolina o pagar más por la luz. Por contra, según una encuesta de la Fundación BBVA, sí defienden medidas que no les afectan tan directamente, como imponer multas a las empresas que no reduzcan sus emisiones de CO2.

El sondeo se hizo en diciembre mediante 2.000 entrevistas personales de 50 minutos a mayores de 15 años, después de que se hiciera público el informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático y mientras se celebraba la cumbre de Bali.

Además de las sanciones a las industrias contaminantes, solo obtienen un apoyo superior al 50% iniciativas como un incremento de las tarifas energéticas proporcional al consumo de los hogares (de forma que sean más caras a medida que más se gasta) y que se apliquen impuestos a los vehículos en función de las emisiones de CO2. "Más allá, no hay mayoría y, de momento, sería problemática una legislación que impusiera otras medidas", interpretó Beatriz Vilchez, coordinadora del informe.

Los datos son claros: apenas el 35,9% restringiría el uso del coche con decisiones como que los de ciertas matriculas únicamente pudieran circular determinados días; solo el 23,8 % incrementaría los impuestos de la gasolina, y apenas el 18,4%, la tarifa eléctrica en los hogares.

El estudio indaga sobre la conciencia ecológica ligándola con la factura de la luz. ¿Cuánto más estaría dispuesto a pagar si esta procediera de fuentes renovables como la energía solar o la eólica? Las respuestas son preocupantes y dispares: casi el 40%, nada, y solo la mitad aportaría más de cinco euros. Los porcentajes son similares si la gasolina estuviera mezclada con biocarburantes.

También aceptan mayoritariamente las evidencias científicas del fenómeno y tienen la convicción de que el hombre está detrás. Los hábitos que contribuyen a aumentar el calentamiento de la Tierra son, por orden, el coche, los electrodomésticos de alto consumo, el avión, la calefacción, el consumo familiar, las bombillas convencionales, la televisión en stand by y, a la cola, el consumo de frutas y de carne.

El Gobierno de EEUU es blanco de críticas, porque es el que menos se esfuerza en cumplir el protocolo de Kioto. En cuanto al español, el 35% piensa que se esfuerza mucho y el 50%, poco.