La revisión de la glándula prostática aumentó en fiabilidad cuando añadió a la tradicional exploración rectal un análisis de sangre que detecta si existen células cancerosas en la circulación sanguínea. Este marcador, llamado antígeno prostático específico, indica el porcentaje de probabilidad de sufrir este cáncer, por lo que es fundamental sumar su resultado a lo observado con el tacto manual del médico. Cuando existe sospecha de tumor, es preciso hacer una biopsia.

Las dos primeras pruebas diagnósticas son rápidas e incruentas. La biopsia exige hacer una punción de la glándula prostática. La presencia de células malignas en la próstata no interfiere en la capacidad sexual del afectado ni provoca una alteración de la calidad de su semen. Unicamente cuando el cáncer está muy extendido, ambas funciones se alteran. Detectado a tiempo, este tumor tiene un alto índice de curación, aseguran.