TLtlegan los gallegos, los valencianos, los catalanes esperando la Extremadura áspera de secarral, sin árboles ni sombra, y se sorprenden al ver bosques de robles, pinares, plantaciones de kiwis, ríos, regatos y sierras. Alguien les había hablado de que Extremadura también era verde, pero han tenido que ver para creer. Fin de semana en Valverde del Fresno: casas rurales a tope, fresquito y comida barata y honrada. Dicen Santiago y Mari Carmen, anfitriones de la casa rural Los Montejos, que lo que le falta a esta zona para dar el salto turístico definitivo es que abran la autovía entre Navalmoral y Plasencia. Pues ya está a punto de caramelo así que el año que viene también a este Val de Xálima esquinero llegará la invasión de madrileños.

Conocí esta tierra hace siete años, cuando un periódico de A Coruña me mandó a hacer un reportaje sobre lo que allí se denomina la Galicia Extremeña. Entonces, A Fala estaba un poco olvidada en Extremadura y los gallegos jugaban a la colonización. Ahora, las cosas han cambiado y desde el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas se miman las investigaciones sobre el lagarteiru de Eljas, el mañegu de San Martín y el valverdeiru de Valverde. Desde que lo conocí, este valle del Jálama me parece el lugar más singular de Extremadura. Recuerdo que en 1998 titulé aquel reportaje El valle orgulloso . Sigue siéndolo: orgulloso de su lengua y de sus costumbres, pero sin engreimiento, con naturalidad. Por aquí, se diferencian de los nacionalistas en que se saben distintos, pero no se sienten superiores.