Son los presuntos cabecillas de una banda de extorsionadores. Para el fiscal ésto ha quedado meridianamente claro durante el mes y medio de juicio. Por eso ayer elevó sus peticiones de cárcel. De 10 a 13 años para el exjuez Lluís Pascual Estevill, de 70 años, antiguo vocal del Consejo General del Poder Judicial, y de 6 a 9 años para Joan Piqué Vidal, de 71 años, abogado penalista y defensor en el caso Banca Catalana de Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat.

Los fiscales Carlos Ramos y Fernando Rodríguez Rey elevaron sus peticiones al estimar que durante el juicio ha quedado probado que hubo un delito continuado de prevaricación (dictar una resolución injusta a sabiendas), y dos actuaciones punibles más. Tanto Estevill --condenado por prevaricación en 1996 y por delito fiscal en 1999-- como Piqué Vidal --sin antecedentes-- están acusados de varios cohechos, prevaricaciones y estafa. Además, al exmagistrado le imputaban amenazas y levantamiento de bienes. A los dos les piden multas superiores a los 700.000 euros.

A juicio de la Fiscalía Anticorrupción, Pascual Estevill y Piqué Vidal --ambos en libertad bajo fianza-- formaban una asociación para extorsionar a empresarios con la amenaza de la prisión si no pagaban. El exjuez hacía el papel de malo y el penalista, el de bueno. De este modo, según la fiscalía, lograron que accedieran al chantaje empresas como Nutrexpa, Pryca/Carrefour o Macosa, entre 1991 y 1994. Los que no se plegaron a sus exigencias, como el industrial José Felipe Bertran de Caralt, pagaron su osadía con la prisión.

CONCLUSIONES FISCALES En sus conclusiones, los fiscales califican a Pascual Estevill de juez arbitrario, hasta el punto de que en alguna ocasión actuase de forma "absolutamente gratuita" (caso Macosa ). En cambio, le describen como un ser despiadado en otros casos con el afán de enriquecerse. Sus actuaciones eran tan desconcertantes de que en tres ocasiones exigió dinero a empresarios para pagar una deuda de un antiguo cliente suyo --antes fue abogado--, el joyero Rogelio Roca. Sin embargo, Estevill acusó en el juicio a su amigo Piqué de ser él el que había montado "una tienda de libertades".

Los fiscales retratan a Piqué Vidal como una persona astuta. Según dijeron, describía al juez como un ser arbitrario de quien se podía esperar "cualquier cosa", incluida "la prisión".