Uno se mueve en el mundo de los sueños; el otro, en el terrenal. Uno tiene su principal arma en su cerebro; el otro, en un machete. Uno es un pedófilo que durante años ha aterrorizado desde el más allá a los jóvenes residentes de Elm Street; el otro, alguien que de niño fue víctima de la crueldad infantil y que está dispuesto a matar a todo el que se acerca por el campamento junto al lago Crystal.

Pese a las diferencias, Freddy Krueger y Jason Voorhees --dos personajes que desde los años 80 aterrorizan al público con su cara quemada y sus manos de cuchillas, uno, y su silencio absoluto y su máscara de hockey, otro-- tienen mucho en común. Por fin sus destinos se han unido y este fin de semana se ha estrenado en EEUU Freddy vs. Jason .

No ha sido fácil. New Line Cinema, la compañía que ha producido las siete películas de la serie que se inició en 1984 con Pesadilla en Elm Street , compró en 1992 los derechos de Jason, un personaje que desde 1980, cuando se estrenó Viernes 13 , ha derramado litros de sangre en otras nueve ocasiones. Sean Cunningham, el hombre que creó a Jason y que no participó prácticamente en ninguna de las continuaciones, decidió reencontrarse con su creación y unirla a la de Wes Craven, el hombre junto al que realizó La última casa a la izquierda .

UNA DECENA DE GUIONISTAS

Siete guionistas trazaron sus propuestas, pero ninguna parecía aguantar la presión. Hasta que hace tres años se pusieron manos a la tecla Damian Shannon, Mark Swift y David Goyer, el escritor de Dark City , El cuervo y Blade . Su idea por fin convenció a los productores y es la que se ha convertido, con 25 millones de dólares y Ronny Yu tras las cámaras, en el argumento de Freddy Vs. Jason . Krueger --el eterno Robert Englund-- se encuentra atrapado en su infierno, pues los adultos de Elm Street han encontrado una droga que suprime los sueños de los niños que le conocieron, haciéndole imposible volver a asesinar. En el infierno está también Jason, interpretado por Ken Kirzinger después de que se le negara el papel a quien lo hizo famoso, Kane Hodder, por no tener "ojos simpáticos". La crítica no ha sido tan dura como se esperaba.