La marea del Prestige sigue fluyendo. Al menos, la marea humana que generó. Así lo demostraron las miles de personas que ayer acudieron a Santiago de Compostela para participar en la manifestación organizada por la plataforma Nunca Máis .

Fueron más de 50.000 los manifestantes que abarrotaron la plaza del Obradoiro, 40.000 según los cálculos de la Policía Local, aunque los propios agentes reconocían que al inicio de la marcha había mucha más gente que se descolgó por culpa de la intensa lluvia que cayó en la capital gallega. Los organizadores, por su parte, cifraron en más de 100.000 los asistentes a la convocatoria. En cualquier caso, la cifra de participantes fue muy alta si se tienen en cuenta las malas condiciones meteorológicas.

AUSENCIA TOTAL DEL PP

La marcha fue un calco de las cuatro anteriores organizadas por Nunca Máis, con idénticas consignas, pancartas y escenografía. Los cánticos de "incompetencia" y "dimisión" parecen ya la el hilo musical de Santiago de Compostela, escenario de las principales protestas. En la de ayer, encabezada por una pancarta en la que se leía No olvidamos, participaron personalidades de la cultura, como la cantante Uxía Senlle, los escritores Manuel Rivas y Suso de Toro, y los actores Luis Tosar y Víctor Mosqueira, además de una nutrida representación de las fuerzas políticas y sindicales gallegas, con excepción del PP. Llamó la atención la ausencia del líder de los socialistas gallegos, Emilio Pérez Touriño, aunque su grupo estuvo representado por varios altos cargos.

Una vez en la plaza, la cantante Uxía Senlle, portavoz de Nunca Máis, leyó un manifiesto en el que se recordó que del Prestige salen dos toneladas diarias de fuel. También se exigió la elaboración de un plan de limpieza para la regeneración del ecosistema y los fondos marinos, así como apoyo económico para los sectores productivos afectados.

La manifestación levantó ampollas en el PP, que la consideró un mero acto político en vísperas de las elecciones municipales. El consejero de Pesca, Emilio López Veiga, cree que la movilización es "inútil" porque lo que se pide "ya está hecho".