Una brutal explosión de gas redujo ayer prácticamente a cascotes un edificio de viviendas del barrio de Ca n´Espinós, en Gavà (Barcelona). La magnitud del siniestro fue tal que 42 personas requirieron algún tipo de atención médica, de las que 28 fueron ingresadas (cinco fueron dadas de alta) y 18 estaban anoche muy graves con quemaduras en casi todo el cuerpo. El inmueble, construido en 1997 por la empresa de la Generalitat Adigsa, quedó tan dañado que tendrá que ser demolido. Como ocurrió hace casi tres años también en Barcelona, en Santa Coloma, una fuga de agua, que pudo comenzar hace un mes y dañó las conducciones del gas, se perfila como el origen último de la tragedia.

Tres de la madrugada de ayer. Un coche patrulla de la Policía Municipal de Gavà arranca de la puerta del bloque número 1 del camino de Ca n´Espinós. Los agentes habían acudido al lugar 15 minutos antes reclamados por unos vecinos, que alertaron de la presencia de un enorme charco de agua en la acera, junto al portal del edificio.

Tras comprobar la veracidad de la denuncia, los policías abandonaron el lugar. El vehículo no había recorrido ni 10 metros cuando se produjo una brutal deflagración y el bloque casi voló por los aires. Fue un milagro que el coche no quedara hecho añicos. Después comenzó el incendio. El infierno no había hecho más que empezar.

Las 11 familias que dormían en el edificio despertaron en mitad de un pavoroso incendio y casi sin escapatoria. La violencia de la explosión lanzó a niños y adultos envueltos en llamas a varios metros del edificio. Quienes lograban escapar del interior del bloque se convertían en antorchas vivientes. "Salían ardiendo. Les ardía la ropa y el pelo. Era horrible", relató Montse Murciano, testigo de la tragedia.

Los primeros minutos tras la explosión fueron terroríficos. Los vecinos de los bloques próximos, que sintieron vibrar las paredes de sus casas, se vistieron como pudieron y se echaron a la calle. El panorama que hallaron fue desolador. Los afectados deambulaban "desnudos y completamente quemados", explicó Cristóbal Cruz. Varios afectados intentaron escapar del fuego lanzándose al vacío, incluso desde la tercera planta, la más alta.

EVACUACION IMPROVISADA Los vecinos del bloque contiguo fueron los primeros en asistir a muchos de los heridos e incluso se los llevaron al hospital en sus propios vehículos. "Cuando agarrabas a los heridos te quedabas con restos de su piel quemada pegados en la cara, en las manos y en la ropa. Se les caía a trozos", describió Fernando González, uno de los muchos vecinos que colaboró en el rescate.

En mitad del caos inicial, los dos agentes de la policía municipal que habían acudido por la fuga de agua dieron la voz de alarma y fueron los primeros en movilizarse para ayudar a los heridos y desalojar a los vecinos de las viviendas contiguas. El despliegue fue enorme. La alerta movilizó a todos los efectivos disponibles del cuerpo y también a mossos d´esquadra, 23 dotaciones de bomberos y ambulancias.

Cuando los equipos de rescate acudieron al lugar se encontraron un panorama desolador. Tanto la fachada principal como la posterior del edificio se habían venido abajo, el tejado se había volatilizado y los cascotes y los restos de los enseres de los damnificados llenaban la calle. "Es como si hubiera estallado una bomba", indicó un miembro de los equipos de rescate.

Una hora después del estallido, los bomberos todavía luchaban contra las llamas, que ya se daban por controladas. Algunas bombonas de butano también explotaban. "Es la peor explosión que he visto", reconoció un bombero. El fuego fue extinguido hacia las cinco de la mañana. El inmueble colindante también sufrió daños y fue desalojado.

Los técnicos creen que el hecho de que las fachadas y el tejado del bloque cedieran tras la deflagración evitó que la tragedia alcanzara mayores dimensiones. La Dirección General de Energía ha abierto un expediente informativo para determinar las causas. Pero las primeras pesquisas policiales ya tienen a un primer sospechoso: una implacable fuga de agua que pudo comenzar hace un mes o más.