A Andrés Valencia, alias el Buitre, de 31 años y uno de los siete fallecidos en el derrumbe de ayer, le decían que iba a tener en España una muerte mucho menos heroica de la que podría haber tenido en Colombia.

"Había vivido de forma peligrosa en su país, pero era muy buena persona --explica la presidenta de la Asociación de Vecinos Camp d´Enserralta, María Espinar--. Tenía una enorme cicatriz en la cabeza, de una herida de hacha, y nosotros, en broma, siempre le decíamos que la violencia no le había matado en Colombia, pero que las grietas lo iban a matar aquí". Eso, más o menos, es lo que ella dice que ha sucedido.

Los vecinos de esta zona de Palma solo tienen un motivo para explicar lo sucedido: las grietas. "Yo le decía: ´No vivas ahí, loco, que se te va a caer esa vaina encima´", contó Oscar Ramírez, de 27 años, dominicano y amigo del fallecido Valencia. Sin embargo, el Ayuntamiento de Palma, que ayer tuvo que enfrentarse a una avalancha de quejas por su supuesta inacción, asegura que jamás se interpuso ninguna denuncia urbanística por el estado del inmueble.

"Si tan mal estaba, ¿por qué nunca se quejaron en el consistorio?", se preguntaban fuentes municipales. En el registro del departamento municipal de Urbanismo no consta ninguna denuncia de este tipo, pero según María Espinar la inexistencia de quejas se debe a que la mayor parte de los habitantes de la finca eran inquilinos, y sí que reclamaron a los propietarios, pero estos prefirieron mirar hacia otro lado.