La gripe A y el invierno avanzan en Argentina en medio de un cóctel poco alentador: las estructuras estatales carecen de una política común y hay explicaciones contradictorias. El efecto en la población es el previsible: al compás del virus y de los muertos, que por ahora son 44, crece el pánico. Los bonaerenses racionan el contacto físico al saludarse mientras se anulan conciertos y representaciones teatrales.

En Buenos Aires y su periferia es donde se concentra la mayor cantidad de habitantes del país. Y es allí donde se nota la ausencia de coordinación. Como el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner aún no ha decretado la emergencia, cada municipio hace lo que le parece. "Se creó un clima loco. Los municipios parecen competir entre sí, como si el que cierra más lugares fuese el mejor", aseguraba el epidemiólogo Héctor Laplumé. Después de subestimar los posibles efectos de la gripe, se ha asignado a las tareas de prevención sanitaria 188 millones de euros más.

La gripe A ya ha provocado en México pérdidas económicas del orden de los 2.037 millones de euros. Muchos se preguntan qué pasará en Argentina si se decreta, como sucedió en ese país, el cese total de actividades.

"Lo que veo hoy en Argentina es la misma película que ya viví en México", le dijo al diario Perfil el epidemiólogo mexicano Alejandro Macías, quien coordinó en el Ministerio de Salud de su país las acciones para mitigar la pandemia. Macías llegó a Buenos Aires como consultor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Pero el caso argentino tiene un agravante, y es de carácter estacional. El invierno y sus rigores. "No sabemos qué puede ocurrir", expresó Macías.

Pero si hay una situación que pone en escena el grado de desconcierto es aquella en la que se vieron envueltos la presidenta y su ministro de Salud, Juan Luis Manzur. Cristina Kirchner corrigió en público la estimación de Manzur de que hay 100.000 argentinos infectados, y rebajó esa cifra a 2.800. Manzur explicó cómo había hecho el cálculo. "Desde mayo, cuando empezó a circular con fuerza el virus, se notificaron 110.000 casos. Como el 85% o 90% del virus que circula es el A/H1N1, tomamos esta proporción para estimar el total". Sostuvo también que la tasa de mortalidad es del 0,5%.

La credibilidad del discurso oficial ha sido, sin embargo, puesta en duda. Entre otras cosas, por no haber suspendido las elecciones del 28 de junio. "El Gobierno nos mintió sobre el grado de difusión de la enfermedad en una proporción de uno a cien: no tomó medidas para nivel cien sino para nivel uno, y permitió que siguiéramos como si nada a ver si conseguía un par de votos más. Es demoledor", dijo el escritor y periodista Martín Caparrós en el diario Crítica .