Hasta ayer, los agentes de la comandancia de la Guardia Civil en Madrid, en Tres Cantos, ya habían interrogado a más de 60 personas, entre testigos, trabajadores de Barajas, supervivientes, personal de mantenimiento y técnicos de Spanair, vinculadas con la tragedia aérea del MD-82. La primera conclusión que los investigadores han extraído del examen de las declaraciones es que el personal de tierra del aeropuerto, incluido el de la aerolínea, "hizo lo que tenía que hacer atendiendo a todos los protocolos y manuales vigentes", y así se lo han comunicado al magistrado que dirige la causa, el titular del juzgado número 11 de Madrid, Javier Pérez.

El magistrado recibió el martes de la semana pasada unas primeras diligencias de 700 folios con la declaración de los primeros 39 testigos, entre ellos nueve supervivientes. A esos documentos se han ido añadiendo nuevas declaraciones hasta superar las 60. Y todavía queda gente por citar en las dependencias de la Guardia Civil en Barajas

Los agentes que han dirigido los interrogatorios no han apreciado contradicciones ni indicios de negligencia. Incluso el posible cambio de avión se interpreta como un procedimiento protocolarizado en todas las compañías. "El comandante desconocía cuánto podía durar la reparación y si esta podría solventarse. Por eso se planteó un posible cambio de avión que, al final, con el criterio del responsable de mantenimiento, no fue necesario", indicaron a EL PERIODICO fuentes cercanas a las pesquisas.

De todas las personas que hasta ahora han hablado con los agentes, solo el señalero que ese día trabajaba en las pistas presenció la trayectoria completa del MD-82. Este técnico explicó cómo presenció el despegue y caída del JK5022. "Le costó mucho levantar el vuelo". Y añadió: "El avión se ladeó en el aire al despegar, de pronto cayó y derrapó a la derecha, fuera de pista, hasta desaparecer como si se lo hubiera tragado la tierra".