Ricardo Suárez, el hombre que mató a tiros al conductor de 64 años que atropelló a su hija el 8 de enero en Sevilla y le causó heridas leves, se entregó la noche del viernes a la policía. Suárez alegó que estaba borracho y se confundió de persona, al creer que el conductor era "un miembro de un clan rival que venía a por mí".

Dijo estar "muy arrepentido" de lo que hizo. El detenido, que se había ocultado en Portugal, pasará a disposición judicial mañana.

El abogado del detenido, Francisco del Rey, explicó ayer que Suárez le llamó para interesarse por su mujer --en prisión preventiva-- y se convenció de que debía entregarse "porque sería bueno para él y su familia", aunque dijo que sólo lo haría junto al letrado. El día del crimen, huyó en autoestop a Portugal, donde tiene familiares.

Tras pactar con la Policía Nacional el punto donde se entregaría (el paso fronterizo de Ayamonte, en Huelva), el abogado lo recogió y entregó a los agentes. En el camino, los acompañó un periodista de Antena 3 al que el letrado pidió que acudiera "como garantía de lo que iba a pasar, pero sin pagar ningún dinero", matizó.