Collado de la Vera un pueblecito singular de la comarca de la Vera, que cuenta con paisajes realmente bellos y celebraciones religiosas tan extraordinarias como un jubileo anual en la tarde de cada miércoles Santo, acaba de poner en funcionamiento un edificio emblemático de la localidad: el horno comunal, que en otros tiempos sirvió para que sus vecinos mitigaran el hambre mediante la elaboración de pan y dulces. Todo ello sin olvidar el asado de carnes, regadas con buen vino de pitarra.

Por otra parte este artilugio calorífico, que cuenta con una antigüedad superior a un siglo, ha sido fuente de inspiración para compositores anónimos de letrillas populares que se cantaban al calor de la lumbre y la bota de vino, sin olvidar la excusa , de las mozas, "de ir al horno", para pasar un rato charlando con sus respectivos novios.

El ayuntamiento, con su alcaldesa Monserrat Fernández a la cabeza, incluyeron en el Plan E, un proyecto consistente en la recuperación del horno comunal, que llevaba setenta años cerrado, hasta que el pasado día cuatro de octubre abrió sus puertas tras ser inaugurado por el presidente de la diputación, Juan Andrés Tovar, que asistió a las fiestas de la Virgen del Rosario.

Desde esa fecha todos los fines de semana ha estado ocupado por personas que han vuelto a utilizar el horno para elaborar exquisitos panes al calor que desprende la lumbre, asar carne, "y cocer exquisitas magdalenas, que saben a gloria", reconoce la alcaldesa. Además indicó que el consistorio oferta el horno, a aquellas personas de otras localidades que quieran utilizarlo. "Nosotros estamos abiertos a todos". El único "pero, es que si la demanda es excesiva habría que establecer turnos".

El edificio consta de dos plantas. En la primera se encuentra el horno, mientras que en la segunda ha sido habilitado el Museo del Pan , en el que pueden contemplarse los enseres que se utilizaban en tiempos pasados, desde la siembra del trigo hasta la coción del pan.

Fernández se mostró convencida de que el horno comunal "forma parte de la vida de nuestro pueblo, ya que guarda recuerdos inolvidables", asegura. Entre tanto los niños de antaño, convertidos en abuelos en la actualidad, "recuperan el pasado al recordar su vivencias de infancia y juventud". En este sentido cuentan como ayudaban a sus respectivas madres, a preparar la masa del pan, la cual se tenía que pasar por el horno varias veces hasta conseguir que fuera más fina."Nuestro propósito es dar a conocer a los más jóvenes el pasado de generaciones anteriores". Según Monserrat Fernández de esta manera "apreciarán mejor el valor de las cosas, máxime teniendo en cuenta que el pan ha formado, forma y formará parte de nuestra vida y nuestra cultura".