Con un rotundo beso ante las puertas del Ayuntamiento de Torrox (Málaga), Jimena Rico y Shaza Ismail ponían fin a una pesadilla de 14 días huyendo de la represión homófoba por tres países a raíz del enfado del padre de la chica egipcia tras conocer la relación sentimental entre ambas. Sin querer dar detalles de su peripecia para no torpedear la situación legal de Shaza en España, que está con un permiso de estancia temporal, las dos jóvenes sí anunciaron ayer su intención de casarse lo antes posible y empezar una nueva vida aquí. Y es que durante esta dura peripecia constataron la fortaleza de su vínculo emocional y «qué dimensión» tiene su historia de amor.

Tras descansar y asimilar lo vivido, la pareja quiso agradecer a la prensa, a su familia y a las autoridades españolas toda la presión ejercida, especialmente en Turquía, para conseguir su liberación. De hecho, confían en que su historia, que ha traspasado fronteras, sirva de ayuda a muchos homosexuales reprimidos en países árabes. «Para algunas personas puede ser un empujón para hablar e intentar movilizarse y hacer algo», apuntó una emocionada Jimena.

Atrás quedan dos semanas trepidantes en las que «cada segundo era una cosa nueva, una emoción nueva, un miedo nuevo». En Dubái descubrieron la estratagema del padre de Shaza para romper una relación que desaprobaba, con amenazas de muerte y una denuncia ante las autoridades. «Sé que su padre la quiere, pero su mente es tan cerrada que no lo puede comprender», dijo Jimena. Furioso, el hombre las persiguió hasta Georgia, donde junto con otros familiares intentó llevarse a Shaza a casa. Llegó a romper un pasaporte (caducado) con un visado de Shaza y robó el de Jimena, aunque la intervención policial permitió que la chica lo recuperara.

Detención en Estambul

Ya en Turquía, el relato se llena de imprecisiones ante la dificultad de poder contarlo todo. Ambas entraron legalmente, con pasaporte y una visa tramitada on line, y estuvieron retenidas durante 12 horas en Samsun. De ahí viajaron en autobús a Estambul para contactar con el Consulado de España y pedir ayuda para regresar. Pero de nuevo fueron detenidas, creen que por una denuncia homófoba de la familia de Shaza. En su encuentro con la prensa, a Jimena se le escapó que también podría haber alguna denuncia por terrorismo del ISIS contra su novia.

Ambas jóvenes pensaron que «no saldrían de allí», porque a Jimena le hicieron firmar un documento en turco donde rechazaba asistencia consular. Muy crítica con el trato dispensado por Turquía, la joven afirma que logró robar un móvil e indicar a su familia dónde estaba, tras lo cual la embajada, que llevaba dos días buscándola, empezó los trámites para extraditarla. «El peor momento» de su vida fue cuando le dijeron «que Shaza se quedaba» y a ella la llevaban a España. «Sin ella no me iba, porque si la dejo allí, ella ya no sale», explicó.

Pendiente en todo momento de Jimena, a quien no dejó de mirar, Shaza agradeció el esfuerzo por sacarla de Turquía y darle «la oportunidad» de ser quien es «a pesar de no tener el apoyo» de su familia ni de su país. Los planes pasan porque Shaza aprenda español y se adapte a una «sociedad diferente a la que estaba acostumbrada». También buscarán trabajo para devolver el dinero gastado por sus amigos en buscarlas. Pero eso, después de la boda.