Las autoridades húngaras dieron ayer por concluidas las obras del nuevo dique de contención con el que pretenden evitar que una segunda fuga de lodo tóxico alcance las poblaciones de Kolontar y Devecser, en el oeste del país. Las grietas detectadas en el muro norte de la represa --de la que el 4 de octubre se derramaron un millón de metros cúbicos de residuos de aluminio que causaron ocho muertos y 150 heridos-- hacen previsible otra rotura, por lo que la nueva pared serviría para desviar el vertido a una zona deshabitada. En todo caso, la Protección Civil húngara (OKF) considera que el fango corrosivo restante es mucho menos fluido que el primero, con lo que apenas se desplazará unos mil metros de la balsa.

El apuntalamiento del nuevo muro, de 1.500 metros de longitud, 25 de ancho, cinco de alto y compuesto por más de 40.000 toneladas de rocas, coincidió con el anuncio por parte de la OKF de que los 750 habitantes de Kolontar no podrán regresar a sus hogares hasta el fin de semana. También ayer se produjo la visita a Hungría del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien no dudó en calificar lo sucedido como una "grave catástrofe medioambiental". El mandatario europeo, que se entrevistó en la ciudad de Pécs con el primer ministro Viktor Orbán, elogió además la "rápida" respuesta de las autoridades húngaras durante una crisis entre cuyos episodios más recientes se encuentran el anuncio de la toma del control de la sociedad MAL (causante del vertido) por parte del Estado y la detención preventiva de su director, Zoltán Bakonyi.

ACUSACION DE NEGLIGENCIA La Oficina Nacional de Investigaciones de Hungría acusó ayer de negligencia al alto cargo por no haber tomado "las decisiones para proteger la vida, la integridad y la propiedad necesarias en caso de semejantes catástrofes". Una imputación a la que añadió que tampoco se habían habilitado en la empresa los sistemas de alerta temprana, así como las obras de defensa para minimizar los efectos en caso de vertido.

Por otra parte, el comisario estatal designado por el Gobierno húngaro para gestionar la empresa, György Bakondi, informó de que la firma reanudará la producción de aluminio este fin de semana con la intención de que no se vea afectado ningún puesto de trabajo. Uno de los centros de producción más importantes de esta compañía fundada en el año 1995 era justamente el de Ajka, a 160 kilómetros de Budapest, donde se produjo el accidente, y que al día de hoy da empleo a unas 3.000 personas.