El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, aseguró ayer que la central nuclear de Santa María de Garoña, en Burgos, «no es viable económicamente» y pidió a Endesa, su socio al 50% en la sociedad Nuclenor, propietaria de la planta, que desista de su explotación. Parada desde diciembre del 2012, es la más antigua de España tras el cierre de Zorita, y también la menos potente. Se inauguró en 1970.

Galán quiso ser «muy claro» sobre Garoña y la estrategia en materia nuclear de la compañía y subrayó: «Las empresas no hacemos política energética, lo que hacemos es distribuir energía con las normas de los países, de una manera segura y eficiente».

No obstante, señaló que Nuclenor ya ha afirmado que Garoña es una instalación que «no es viable económicamente, con pérdidas sustanciosas». Respondiendo a los representantes de Greenpeace y Foro contra Garoña presentes en la junta de accionistas de Iberdrola, insistió en que espera llegar a un acuerdo con Endesa para «el desistimiento de la explotación» de la planta.

Respecto al resto de activos nucleares del grupo, consideró que están en una situación idéntica a Garoña, ya que «se encuentran en pérdidas», por lo que se puede considerar que tampoco son viables. El presidente aseguró que «los impuestos y obligaciones» que afectan a las nucleares hacen que el 50% de sus ingresos se tengan que destinar a hacer frente a esas obligaciones. Por ello, pidió «analizar el marco regulatorio y fiscal» en esta materia de cara al futuro, ya que en estas condiciones no es un negocio viable. Además de Garoña, tiene participación, entre otras, en Almaraz.