Las diferencias entre hombres y mujeres han estado presentes en todas las épocas. El Ministerio de Cultura ha puesto en marcha una iniciativa con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer por las que los museos estatales han creado itinerarios en torno a la mujer y el arte. Uno de ellos es el Museo Nacional de Arte Romano (MNAR) de Mérida, que ha seleccionado tres piezas representativas del rol de las féminas en la Roma clásica.

Estos itinerarios serán analizados por el Instituto de Investigaciones Feministas, que elaborará la obra y la presencia de la mujer en los museos españoles. En el caso del emeritense, la iniciativa se desempeña bajo el título ´El papel de la mujer en Roma´, y ha elegido una cita de Plauto para expresar el objetivo de la propuesta: "Ojalá hubiera una misma ley para la mujer y para el hombre". Esta frase es fiel reflejo de que la lucha por la igualdad ha estado siempre presente en la sociedad humana.

En el caso de Roma, la mujer, aunque nunca disfrutó de los mismos derechos que los hombres, no fue la civilización que más castigó el feminismo. De hecho, disfrutaban de oportunidades que a día de hoy no existen en muchos lugares del planeta, y en otros ahora considerados de los más avanzados, se lograron hace poco.

El museo emeritense ha elegido tres piezas, todas ellas del siglo II después de Cristo, con las que se pretende recorrer los distintos estamentos ocupados por la mujer. Se trata de una esclava, una empresaria y una mujer perteneciente a la élite social.

La primera de las piezas es la estela de una esclava, que fue dedicada en honor a su habilidad para tocar el laúd. Los músicos estaban muy bien valorados en Roma, sobre todo entre las mujeres. Por otro lado, se ha elegido un retrato de una mujer que perteneció a la élite social de Augusta Emerita y, por último, se ha destaco otra estela dedicada a Sentia Amarantis, que regentaba una taberna junto a su esposo Víctor quien, tras su muerte, quiso recordarla en un acto cotidiano de su trabajo. La mujeres desempeñaron muchos trabajos, especialmente artesanas o peluqueras, pero también las hubo negociantes y empresarias.

La mayor discriminación de la mujer romana se encuentra en su participación en la vida pública, puesto que carecía del derecho a voto y no podía ser elegida como representante de su pueblo.