Han transcurrido unos días desde tu inesperada e irreversible partida y no dejo de formularme ese ¿por qué?, que, a manera de machacona muletilla, solemos pronunciar con desconsuelo e impotencia cada vez que el agorero destino nos hiere con mano cruel y despiadada al cobrarse la vida de alguno de nuestros seres queridos.

Con el corazón roto por la tristeza y la esperanza de cristiano puesta en Dios, afluyen a mi mente engarzados en un rosario de recuerdos y vivencias, los años que disfrutamos de tu gratificante y preciada compañía.

Ahora, cuando ya no podemos compartir tu presencia física, nos queda el legado de todas las cualidades que solías atesorar dentro de ti y que con tanta generosidad y solicitud supiste dar a propios y extraños.

Tu carácter alegre y tu riqueza de sentimientos fueron los principales exponentes de tu sencilla y acusada personalidad.

Hoy que gozas de la presencia beatífica de Dios en ese Jerusalén que tanto ansiabas conocer, intercede ante él por Toni y por tus hijos y nietos en especial pues no dudamos, sabrá oírte con la misma complacencia y solicitud con que tú solías hacerlo con todos cuantos te conocimos y queremos.

Descasa en paz tía Luci .

Con mi agradecimiento y cariño.

José A. Calderón Alonsode Liébana Calde

Arroyo de la Luz