Las británicas condenadas por haber matado a su pareja tras haber sido víctimas de violencia doméstica podrían ser procesadas por homicidio, en lugar del cargo más grave de asesinato, según la reforma que prepara el Gobierno laborista. La propuesta, presentada ayer, contempla la nueva figura de "temor a una violencia grave" que puede esgrimir como argumento quien, tras sufrir repetidas agresiones de "palabra o de obra", termine con la vida de su torturador. El proyecto elimina además la provocación que subyace en los llamados crímenes pasionales y con la que muchos agresores, la mayoría hombres, logran ver rebajada la pena cuando atacan a su pareja.

La infidelidad conyugal o el hecho de que la mujer decida pedir, por ejemplo, la separación son excusas "inaceptables en el siglo XXI", señaló ayer la ministra para la Mujer, Harriet Harman, quien aseguró estar dispuesta a terminar con "una cultura que permite a un hombre decir que lo ocurrido no es culpa suya y que ella se lo había buscado porque tenía una relación extramatrimonial o porque le había provocado". "Me he encontrado con muchos familiares destrozados, porque además de perder a su hermana o a su hija después tienen que oír cómo el agresor le echa la culpa a la mujer que ha matado", añadió Harman.

Hasta ahora, justificaciones como los celos y la pérdida momentánea de control podían ser un argumento eximente en favor del agresor. En cambio, cuando una mujer martirizada por su compañero sentimental finalmente acababa dándole muerte, no había ninguna circunstancia que pudiese rebajar el cargo de asesinato y la pena automática de cadena perpetua. El Gobierno ha trabajado durante cuatro años en el proyecto de ley que será debatido en el Parlamento a partir de noviembre. Algunos juristas, sin embargo, temen que la norma sea demasiado confusa.