La ministra de Sanidad puso ayer como ejemplo de éxito el convenio del 2006 con las panificadoras para reducir en un 26,4% el contenido de sal en el pan, el alimento que más sodio aporta a la dieta diaria (20%). En cuatro años se ha logrado pasar de 22 gramos de sal por kilo de harina a 16, y acercar la ingesta de sodio a las sugerencias de la OMS.

La reducción, según Trinidad Jiménez, se ha llevado a cabo sin alterar las condiciones necesarias para elaborar el pan y sin que la población lo haya percibido. Esto indica que es posible una adaptación paulatina a comidas menos saladas.