Es cierto que la mayor parte de los maltratadores abusan del alcohol o de las drogas, o de ambas cosas? ¿Es justo que un agresor machista pueda rebajar su condena por haber bebido o ir drogado? Estas preguntas se pusieron sobre la mesa de los diputados que han analizado la ley contra la violencia machista y su conclusión fue unánime: el consumo de alcohol o de estupefacientes no debe contemplarse como un atenuante sino, todo lo contrario, debería agravar la condena. Esta resolución, que supone un giro de 180 grados del ordenamiento penal tradicional, ha sido aplaudida por los colectivos de mujeres pero rechazada tanto por parte de los jueces como por parte de la fiscalía.

Las asociaciones de jueces califican de "desproporcionada" la propuesta de los diputados y defienden la capacidad de los tribunales para discernir en qué casos el consumo es intencionado y se hace, por ejemplo, para tener el valor suficiente para acometer una agresión, de otros en los que no existe premeditación y la ingesta merma las facultades psíquicas.

Antonio García, miembro de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), asegura que cualquier delincuente, "por muy bebido que esté, si se ha puesto en este estado para delinquir, no se escapa". García no comprende, además, por qué se quiere endurecer el castigo en el ámbito de la violencia machista y no en otros aspectos.

La presidenta del observatorio sobre violencia machista del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Inmaculada Montalbán, no considera necesario agravar aún más las penas porque, argumenta, "si bien es cierto que las defensas suelen alegar el consumo de alcohol y drogas para lograr una rebaja de la pena", el análisis de las sentencias demuestra que solo "un mínimo porcentaje" logra su propósito. De hecho, el último estudio del observatorio revela que en solo 17 sentencias de 530 se atenuó la pena por este motivo.

ASOCIACION ERRONEA También comparte esta visión la fiscal delegada contra la violencia sobre la mujer, Soledad Cazorla, que pide a los legisladores que no endurezcan más las penas porque se ha llegado ya "a la cota máxima". En su opinión, la propuesta puede traer consigo que se "asocie el maltrato al alcohol o las drogas cuando tiene raíces muy profundas". De hecho, desde la Delegación del Gobierno contra la violencia machista se trabaja para romper el extendido mito de que el maltratador es una especie de marginado social y alcohólico, cuando ni mucho menos es el patrón más habitual.

Ningún miembro del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se ha pronunciado todavía sobre la iniciativa (que debe ser ratificada mañana en comisión). Tan solo la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, se ha mostrado dispuesta a estudiar esta y el resto de recomendaciones hechas por los diputados.

No obstante, la directora del Instituto de la Mujer --que depende de Igualdad--, Rosa Peris, en declaraciones a este diario, apoya la iniciativa del Congreso. En su opinión, los jueces son capaces de discernir en qué casos no se puede atenuar la pena, sin embargo, es partidaria de una reforma legal que "les facilite el trabajo". Y considera que las encuestas dan la razón a la conclusión de los diputados.