Un juez de Barcelona autorizó hace un mes al hospital de Valle de Hebron a practicar una cesárea forzosa a una mujer camerunesa que, por razones meramente culturales, se negaba a ser sometida a esta intervención, pese a que tanto su vida como la de su hijo corrían peligro. La embarazada, y su marido defendieron ante los médicos a capa y espada que los niños, en su país, nacen por la vagina y no por la barriga. Hasta que el juez hubo de intervenir.

Fuentes judiciales explicaron que "corría peligro tanto la vida de la madre como la del niño". "Cuando se trata de una persona adulta, en este caso la madre, no se puede intervenir pero ella no podía decidir sobre la vida de su hijo", añadieron las fuentes.