Se están concediendo estos días los Premios Princesa de Asturias, premios con un prestigio ya reconocido dada la valía de las personas o instituciones que lo reciben. En los últimos meses del año en curso recibirá el premio de Ciencias Sociales, la escritora Karen Armstrong. ¿Quién es Karen Armstrong?

En una sociedad marcada por actos terroristas cometidos en nombre de unos falsos dioses, que prometen toda clase de bondades por limpiar el mundo de infieles, el premio concedido a esta inglesa nacida en 1944 supone un poco de luz ante tanta miseria y dolor.

Karen, es una creyente católica (novicia en sus año de juventud), conocida no solo como una de las mayores estudiosas del fenómeno religioso en el mundo en cualquiera de sus manifestaciones, sino que lo que es más importante, como una convencida del papel que la religión tiene jugar en la construcción de un mundo en paz. El jurado que le ha concedido el premio destaca «el esfuerzo de la misma, por fomentar, desde la investigación profunda y rigurosa, el diálogo cívico religioso».

Ella misma afirma «la relevancia del estudio de las religiones para comprender la sociedad y el mundo contemporáneo». Es autora de más de una veintena de libros sobre el tema, que se han traducido a 45 idiomas. Forma parte del grupo de experto de la famosa Alianza de Civilizaciones de la ONU y es promotora de lo que se conoce como «Carta por la Compasión», un documento que insta al entendimiento de las religiones del mundo tomando como base el valor de esta virtud.

«Hemos convertido a la religión en el chivo expiatorio. Culpamos a la religión de la violencia cuando en realidad la violencia está en la propia naturaleza humana». «La ruptura entre la religión y estado, crea un vacio que ha dado paso a la aparición de nuevos tipos de idolatrías que justifican todo tipo de violencia contra lo que venga de fuera».

«La raíz de fanatismo es la ignorancia y la manipulación», por lo que ella está convencida «que la apelación de muchos al sufrimiento de los musulmanes como justificación de sus actos, manifiesta que el fondo la violencia no es de tipo religioso sino político».

Destacamos este premio porque pone en valor el trabajo y el rigor de los que sin buscar nada a cambio, solo están a favor de la verdad, utilizando únicamente argumentos y razones.