Un joven que ayer estaba en la sala de espera de urgencias --ubicada una planta más abajo que donde ocurrieron los crímenes-- relató cómo se puso "nervioso" al ver correr y gritar a la gente. "Nos dijeron que cerráramos la puerta y que nos escondiéramos donde nos fuera posible. Era como una película", declaró el muchacho.

Una empleada de la limpieza comentó que una compañera que lo vio todo apenas pudo contar nada porque estaba muy tensa. "Vino al vestuario temblando. Se sentó y se puso a llorar. No podía hablar. Suponemos que ha debido de ser tremendo". "Cuando termine la policía nos llamarán para limpiar. Otra compañera --añadió-- ha visto el pasillo y nos ha dicho que había sangre por todas partes".