Ha triunfado en España, ha pisado los escenarios de Francia, Africa y Nueva York y ya tiene su primer CD en el mercado. EL PERIODICO se emocionó al cumplir uno de sus grandes sueños: un concierto exclusivo por alegrías del genial guitarrista cacereño Javier Conde.

--¡Qué mayor se ha hecho!

--Esa exclamación la hace mucha gente. Sí, de los 12 a los 18 ha habido un cambio físico grande.

--¿Qué ha sido de sus Joma?

--(Risas). Se tiraron, claro. Ya hemos pasado a otra marca de zapatillas de deporte.

--¿Dónde dejó el niño que fue?

--Entre festivales y conciertos.

--¿Y ahora que tanto se habla de Jairo Miguel, le pregunto: usted, que ha sido otro niño prodigio, es guitarrista porque quiso o porque quiso su padre?

--Se lo debo todo a mi padre, sin él no hubiera conseguido tanto. Es guitarrista y quería que alguno de sus hijos lo fuera. Como fui el primero en nacer, me tocó a mí (risas). Al principio no me gustaba. Con 5 años solo quieres estar en la calle, jugando con los amigos. Pero ahora estoy muy contento al ver la admiración de la gente, que consigues premios, que ves mundo...

--Aunque una guitarra no tiene los cuernos de un toro yo le digo: ¿qué hace recorriendo Africa y Nueva York y no está estudiando en el instituto?

--¡Estudiando sí estoy! (risas), aunque no tanto como debiese. Tengo una profesora que no le gusta mucho que salga fuera, pero es mi forma de vida y tengo que hacerlo para seguir adelante. A ver si acabo ya y puedo ir al conservatorio de Córdoba para hacer el superior de guitarra flamenca: me quedan un par de asignaturas de 4º de la ESO.

--La guitarra siempre me pareció el instrumento más sexual de la música, ¿a usted le gustan con esas curvas?

--(Risas). La comparación con la mujer siempre ha estado ahí. Sí, estoy todo el día con ella y es como si fuera una segunda novia.

--¿Y para conquistarlas, qué hace, las invita a un concierto o las acompaña al botellón ?

--En el botellón es todo más fácil.

--Sigamos por esta línea ¿cómo las convence de que es perfecto manejando sus cuerdas?

--¿En un concierto?

--Manejando las cuerdas de ellas, digo...

--¡Ah, de ellas! Yo las convenzo con el día a día (más risas).

--Dicen que usted es un chico tímido, pero ahora le veo con patillas y pelo largo...

--Es mi cambio de la infancia a la madurez y estoy personalizando mi estilo.

--¿Cómo hacer que no te tiemblen las piernas mientras uno toca y una morena canta por Camarón de la Isla?

--(Carcajada). Siguiendo el compás, si no te pierdes, con el compás y con la cabeza.

--Hace piruetas con su guitarra, ¿se siente un genio?

--Solo hago lo que sé hacer bien, o medio bien: tocar la guitarra.

--Hoy, que tengo pase privado, estoy caprichoso: quiero que me dedique un concierto...

--Una alegría del maestro Serranito que expresa el sentimiento gaditano del mar: Llegando al puerto , que sé que te gusta...