Eleuterio Sánchez, El Lute , ha vuelto dar con sus huesos en la cárcel. A sus 64 años, y después de protagonizar sonadas fugas de prisión tras diversos robos, ha sido detenido por la Guardia Civil por un supuesto delito de malos tratos y amenazas a su actual mujer. La Audiencia Provincial de Huelva ya le ha impuesto una orden de alejamiento.

Su esposa, C. C. H., abandonó el domicilio familiar de Tomares (Sevilla) la pasada semana junto a sus dos hijos de corta edad, según han confirmado fuentes cercanas a la pareja. Al parecer, la mujer --que trabaja como enfermera en un hospital sevillano-- se disponía a pasar el pasado martes, 28 de febrero, en el municipio costero de Punta Umbría (Huelva) comiendo con unos amigos.

SIN LLEGAR A LAS MANOS El Lute la siguió, movido al parecer por los celos, y ambos mantuvieron una "acalorada" discusión en plena calle y justo al mediodía, aunque sin llegar a las manos. Cuando la Guardia Civil trató de poner paz, la mujer aseguró que su esposo la maltrataba "de forma habitual" hacía tiempo e interpuso una denuncia por amenazas y lesiones.

El Lute pasó todo el día detenido en el calabozo de la Guardia Civil en Punta Umbría hasta que prestó declaración el miércoles ante el Juzgado de Violencia Doméstica de Huelva, donde fue asistido por un letrado del turno de oficio y negó todas las acusaciones. Su mujer, sin embargo, ratificó la denuncia y solicitó una orden de alejamiento "como medida de seguridad", que le fue concedida de inmediato. Desde el juzgado han confirmado que el expediente pasará en breve al Juzgado de Violencia Doméstica de Sevilla, provincia en la que reside la pareja. No consta que esta medida hubiera sido solicitada con anterioridad o que existiesen otras denuncias, aunque fuentes cercanas al caso afirman que la esposa tiene un parte de lesiones de hace apenas dos semanas.

Eleuterio Sánchez regresó entonces a su domicilio y permaneció encerrado durante todo el día para evitar a los periodistas. Ni siquiera quiso abrir la puerta a la Policía Local, que quería entregar una citación del juzgado de paz a su todavía esposa.

Los vecinos decían ayer que últimamente se escuchaban cada vez más los gritos y discusiones de la pareja, aunque hacía días que no veían a la mujer y a los niños por el barrio.