Rosa Nahuelquir tiene 60 años y el rostro ajado por las heladas. Ella dice ser bisnieta del cacique mapuche Nahuelquir y que ese linaje le da fuerza y derechos sobre 535 de las 965.000 hectáreas que Luciano Benetton tiene en la Patagonia argentina. Rosa y su esposo, Atilio Curiñanco, sus cuatro hijos, nietos y bisnietos decidieron en el 2002 volver a las tierras que, aseguran, fueron de sus antepasados, y ahora forman parte de la estancia de Santa Rosa de Lequeque, a 1.800 kilómetros de Buenos Aires.

La policía los echó. Quemó los cultivos y la casucha que habían levantado. Fueron llevados a un juicio del cual salieron absueltos. En febrero regresaron al lugar y levantaron una chabola que se mueve con el viento. La justicia les prohíbe encender fuego para mitigar el frío. "Benetton dice que rechaza las divisiones de colores y de raza. Pero en el caso de los mapuches parece lo contrario", dice

Gente organizada

Los mapuches son una comunidad más organizada y con sentido de pertenencia en Chile, donde viven un millón de sus descendientes. En la parte argentina están más dispersos, urbanizados y casi no hablan el mapuzungun. Ese era el caso de Rosa. Trabajaba como obrera textil en Esquel y ganaba 20 céntimos de euro por hora. Como no le alcanzaba, ella, su esposo y su prole, decidieron "volver a la tierra" en la que habían nacido para cultivar papas y cebollas y criar algunas ovejas.

Allí se encontraron con Benetton y comenzó una lucha desigual cuyas repercusiones han llegado a los diarios italianos. Los Nahuelquir-Curiñanco se vieron en Roma con el empresario. En esa mediación participaron el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el periodista Gianni Miná, entre otros. "Confiábamos en la posibilidad de un acuerdo por la persona que Benetton dice ser. Pero volvimos con las manos vacías", recuerda Rosa.

"El conflicto es ganable. La comunidad mapuche tiene mayores derechos que Benetton", asegura Fernando Kosovsky, el abogado defensor de los Nahuelquir-Curiñanco. Kosovsky es director del Grupo de Apoyo Jurídico por el Acceso a la Tierra (GAJAT). Lleva adelante 12 casos similares en Chubut y la provincia de Río Negro. "Benetton se presenta como dueño de un lugar que solo tuvo una mensura privada y que nunca fue aprobada por el Estado", sostiene.

El magnate adquirió en 1991 la Compañía de Tierras del Sur, conocida en la Patagonia como la Companía , a secas.

En una carta publicada días atrás en el Corriere della Sera , Pérez Esquivel invitó a Benetton a entregarle la parcela a los Nahuelquie-Curiñanco. El empresario admitió que existe un problema, pero que este tiene 150 años de antigüedad y que no se inició con la llegada de su empresa. Benetton pidió distinguir entre la ocupación ilegal que lleva adelante el matrimonio mapuche y el problema global de la comunidad. Este último requiere una solución de la que debe formar parte el Gobierno argentino.