Mariano Hoyas de la Cruz ha pasado de jugar en el Celta de Vigo, el Deportivo de la Coruña y el Recreativo de Huelva a dirigir la escuela municipal más multitudinaria de Plasencia, la escuela de fútbol UP Plasencia, que cuenta con más de 300 jóvenes.

Los más pequeños tienen entre seis y siete años, la edad en que él comenzó a jugar en la peña bilbaína de Plasencia y después en las categorías inferiores de la UPP, pero hay jóvenes de hasta 18 años, distribuidos en un total de 17 equipos. Junto a ellos, un gran equipo humano formado por 15 monitores, dos coordinadores, un administrativo, un fisioterapeuta, un osteópata, un médico y otros muchos colaboradores que, como destaca Mariano, "trabajan sin ánimo de lucro".

Mariano se ha liado la manta a la cabeza y, por primera vez, esta al cargo de esta escuela, un proyecto muy completo, pero también muy costoso y aún así, destaca: "Me gusta el fútbol y qué mejor manera de ofrecer a los míos lo que a mí me ha dado el fútbol y Plasencia".

Se ha estrenado con un proyecto que busca inculcar a los chavales "que lo importante es hacer deporte, pero también queremos enseñarles unos valores que creemos que son importantes, como el respeto a los demás y el saber convivir".

Por eso, además de la actividad puramente deportiva --con entrenamientos, partidos y evaluaciones para comprobar la evolución de los chavales-- la escuela quiere crear un aula de apoyo para ayudar a los chicos que tengan más dificultades en sus estudios.

A esta iniciativa se suman otras muchas, como un mundialito que tendrá lugar durante las vacaciones de Navidad y en el que participarán varios equipos foráneos. También en diciembre, los más pequeños podrán jugar en la ciudad con los prebenjamines del Avila y después, acudir a esta localidad para jugar y conocer sus monumentos. También para los pequeños, la escuela realizará excursiones al parque de atracciones y al zoo de Madrid y los mayores asistirán a un partido de la primera división.

Todo esto sumado al tradicional campus veraniego, abierto a todos los jóvenes de la ciudad, y donde entrenadores y árbitros les darán charlas sobre las reglas del juego y el respeto a los demás y además podrán jugar y bañarse en la piscina municipal.

Pero como la escuela considera que "la implicación de los padres es muy importante", ellos también recibirán unas charlas sobre la alimentación de sus hijos y la prevención de lesiones adoptando posturas correctas.

Dado que es su primer año al frente de este proyecto, Mariano pide "un voto de confianza porque lo que queremos es el beneficio de los chicos". Si compara su experiencia de futbolista con su nuevo cargo, no lo duda: "El mundo profesional te da satisfacciones, pero ver a un niño feliz no se paga con dinero".