Con lo poco que va de 2007 y ya han fallecido dos ilustres cacereños, de esos que se te caen las lágrimas cuando te enteras, sin ser de su familia. El primero ha sido don José Granado Cortés, abogado e infatigable trabajador en Correos que se jubiló como director. Cuando hablo de él recordándolo siempre digo Que gran pena ha sido no haberle conocido hace 40 años pues hacía sólo diez años que iniciamos una gran amistad. Fue fácil porque era todo bondad, gran conversador, muy culto y muy religioso, cualidades que hacen a una persona ser extraordinario, sin buscar más adjetivos, pues creo que serían imnumerables

El segundo cacereño ilustre, fallecido ayer, es don Agustín Lorenzo Obregón, para todos El comandante Obregón , aunque nacido en Cilleros, llevaba en Cáceres casi toda la vida. Al escribir estas letras me preguntaba ¿Hay alguien en esta ciudad de más de 50 años que no lo conozca? Yo creo que no... Si me pongo a enumerar sus cualidades no terminaría nunca. Si preguntara a todo el que lo conoce alguna cualidad seguro que llenábamos el periódico y es de las personas que he conocido que podría afirmar sin temor a equivocarme, que no tenía ningún enemigo. Militar muy querido por todos sus compañeros de cualquier empleo, como dato curioso una de las puertas de entrada al Acuartelamiento de Santa Ana se llama Puerta de Obregón . Fue presidente de la Hermandad de Veteranos de las Fas y GC a la cual dedicó lo mejor de sí mismo. Creo que se define todo diciendo de él que era un hombre honrado, gran padre y amigo de sus amigos. Sus amigos, sus compañeros y los socios de La Colina le echaremos siempre de menos.

Ya no quiero ponerme más triste con estos dos personajes de la vida cacereña, que me hacen pensar que en el más allá hay algo, porque si no, no se llevaría Dios a estas personas.

Descansen en Paz y algún día nos veremos.

Juan Carlos Fernández Rincón

Cáceres