Aesta nueva especie la llaman "niño consumidor": una variedad --aberrante para algunos, inevitable para otros-- del capitalismo. Pequeños de 7, 8 y 9 años con cierta voracidad consumista, con una idea bastante concreta de la ropa que quieren lucir, de los zapatos que se quieren poner y del teléfono móvil por el que quieren conversar, a veces incluso con los recursos como para una tarde cualquiera, en el centro comercial, decirle a la madre: "Espérame aquí", y entrar en la tienda a comprar. Menores con vicios de adultos. Menores, al menos en lo comercial, cada vez más mayorcitos.

"El sistema se está simplemente encargando de crear consumidores precoces", se lamenta Rubén Sánchez, portavoz de la organización de consumidores Facua. "El mercado se ha dado cuenta de que le quedaba ese nicho por explotar y se ha lanzado a por él, sin importarle las consecuencias éticas de crear consumidores prematuros". La perversidad del mercado, apunta Sánchez, no consiste tanto en crear productos para niños --siempre han existido-- sino en hacer versiones infantiles de casi todo, y a la vez perfeccionar estrategias de mercadeo dirigidas a los más pequeños: más apetito, más demanda, la oferta crece.

UN MUNDO "¿Cómo es posible que niños de 6 y 7 años no solo tengan dinero, sino que además lo estén gastando?", escribió el gurú estadounidense del consumo infantil, James McNeal, en uno de sus numerosos artículos: Cómo los niños se convirtieron en mercado consumidor --. Hay muchos factores que inciden, pero al final resultan determinantes los padres, a través del deseo de complacer a sus pequeños y el deseo de prepararlos para la vida", agregaba. Los niños, dice, son consumidores de presente, pero, sobre todo, de futuro. Y no se puede perder tiempo: hay que fidelizarlos cuando antes.

"Lo que las marcas quieren es que pases por caja, y cuanto antes te acostumbres, más te cuesta luego renunciar --opina Inmaculada Urrea, analista de moda de la agencia Sofoco Media--. Los niños quieren parecerse a los adultos. Y esta es otra época: los pequeños de 8 años de hoy no son como los de 8 años de antes. Comprar es una manera que tienen de afirmar su identidad".

CALZONCILLOS DE MARCA Bastante elocuente es que una de las revistas de moda más vendidas tenga una edición "niños", lo cual, echándole un vistazo, no solo quiere decir que hay material de sobra para llenar un centenar de páginas con productos para menores, sino, más significativo, que existe un mercado, y una publicidad, y o bien unos niños interesados en ir a la última o bien unas madres con ganas de disfrazarlos. "Es bastante inevitable que todas las tiendas de ropa terminen teniendo división de niños", dice Urrea. "En el fondo --dice el portavoz de Facua-- la publicidad se aprovecha de la credulidad de los niños. La regulación de este tipo de anuncios por parte de las administraciones sigue siendo nula, pero es la única vía que sigue habiendo para intentar hacer algo".

Porque el futuro, teme, puede ser un niño de 7 años exigiendo calzoncillos Christian Dior.