Un sevillano de 53 años murió linchado a manos de un grupo de personas tras haber reñido a unos niños por arrojar naranjas a su ventana. La policía, después de una larga y compleja investigación dado el miedo a declarar de los testigos, detuvo ayer como presuntos autores a dos hombres y cuatro mujeres, de entre 25 y 50 años y con antecedentes policiales.

Los hechos se produjeron hace 15 días en la barriada Madre de Dios de Sevilla. Los menores jugaban a tirar naranjas y otros objetos a las ventanas de los pisos bajos. Francisco Armesto, harto de los golpes, salió a la calle y les regañó.

Según algunos testigos, la víctima les dijo "me cago en tus muertos", frase que rápidamente los niños repitieron a sus mayores. Los detenidos le esperaron en la puerta de su casa y, cuando salió a la calle, le propinaron una paliza que resultó mortal a los tres días de ingresar en el hospital.

OTRA MUERTA VIOLENTA Por otra parte, ayer se supo que un hombre destrozó a su mujer la cabeza con una botella de vidrio y la mató. Al cabo de una semana, después de comprobar que nadie denunciaba el asesinato, Francisco T. R., de 49 años, llamó a la policía y confesó su crimen. Los agentes lo detuvieron el martes en un bar del Clot, donde trabaja y desde el que realizó la confesión telefónica.

En un piso del número 86 de la calle de Felip II, en el mismo barrio, los agentes localizaron el cadáver de María Isabel J. M., de 52 años, cuyo asesinato eleva a 18 el número de mujeres muertas a manos de sus compañeros o ex en lo que va de año en toda España. La víctima estaba en una habitación, tendida boca abajo en el suelo. El cadáver ya presentaba un avanzando estado de descomposición, pero los vecinos no habían notado nada extraño. Varios conocidos del detenido explicaron ayer que la pareja había mantenido una relación sentimental durante un año.