La extracción de dos dientes de leche en una clínica dental de Alicante acabó el 28 de diciembre con la muerte de una niña boliviana de 5 años. La pequeña Kail Xila Pardo no superó la anestesia que se le aplicó. Tras sufrir convulsiones epilépticas, el anestesista la llevó al Hospital de Alicante donde, como admitió la Consejería de Sanidad valenciana, "no había plazas en la Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica". Eso obligó a trasladarla a un hospital de Murcia, donde falleció.

La Consejería explicó que la niña "fue atendida por pediatras, controlada y estabilizada" en Alicante , y que "estaba en condiciones para el traslado". No obstante, horas después de ingresar en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, Kail Xila murió por los daños cerebrales sufridos a causa de la anestesia.

El padre de la niña, William Pardo, se desplazó a Madrid para pedir ayuda en la embajada de Bolivia. Finalmente contactó con la Asociación de Defensa del Paciente (Adepa) e interpuso una denuncia contra la clínica y los dos hospitales públicos en un juzgado de Madrid.

El padre de la fallecida denunció que en el hospital de Murcia se le presionó para que donara los órganos de su hija.

Fuentes del centro sanitario negaron estas presiones.

IRRESPONSABILIDAD MEDICA Adepa ha puesto a disposición del padre los servicios de un abogado especialista en derecho sanitario.

La portavoz de esta asociación, Carmen Flores, afirmó que no hay duda de que "hubo una irresponsabilidad y una imprudencia total por parte de la clínica y del Hospital de Alicante".