Los casos de cáncer de tiroides continúan aumentando de manera importante entre aquellos que hace veinte años eran niños y vivían en las zonas irradiadas por la explosión de la central nuclear de Chernóbil, reveló ayer la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR).

La catástrofe ocurrió el 26 de abril de 1986 y se debió a dos explosiones provocadas por una cadena de errores cometidos cuando se probaba uno de los reactores de la planta, ubicada en territorio ucraniano muy próximo a la frontera con Bielorrusia.

Cuando quedan pocos días para que se cumpla el vigésimo aniversario de esa tragedia, la FICR recordó que los estudios científicos vaticinan que el cáncer de tiroides seguirá representando un grave problema de salud pública en las regiones afectadas y que el número de víctimas alcanzará su máximo en los próximos cinco años.

Algunos informes cifran en 30.000 el número de fallecidos en los años posteriores a la explosión, pero otros cálculos más pesimistas mencionan de 170.000 a 300.000.

Las principales áreas irradiadas por la explosión se encuentran en Bielorrusia, Rusia y Ucrania, aunque la masa de aire que se creó alcanzó también amplias zonas de Asia y gran parte de Europa.

Portavoces de la FICR, con sede en Ginebra, indicaron que a través de un programa especial de asistencia a las víctimas se han detectado 1.120 casos de cáncer de tiroides desde 1997.

De todos ellos, sólo dos han fallecido, lo que la organización humanitaria atribuye "a los diagnósticos tempranos que garantizan tasas de curación excelentes".