Cuando le preguntaron por qué ahogó primero al más pequeño de sus dos hijos, María Rosa contestó que, como el niño tenía dos meses, "no lo podía dejar solo".

Puede, en principio, parecer una prevención sarcástica si se tiene en cuenta que la mujer se disponía a llevar a su bebé al cuarto de baño para acabar con su vida ahogándolo en la bañera. A su otro hijo, de dos años y medio, lo asfixió en segundo lugar. Luego, ella se tiró por la ventana, pero no se mató. Tras matarlos, llamó a la policía.

Bastó escuchar la declaración completa de María Rosa M., de 35 años, para entender este gesto de precaución final, rayano en el absurdo para una mente sana. El jurado deberá decidir si la psique de Rosa María estaba perturbada el 4 de junio del 2005, en la vivienda familiar, en el distrito barcelonés de Nou Barris, cuando ella entendía que matando a sus hijos los estaba protegiendo. "Les quería muchísimo y pensaba que les ayudaba", declaró la acusada en la primera sesión del juicio con jurado, que se celebró ayer en la Audiencia de Barcelona.

Ella, que declaró ante el tribunal haberse sentido como "un monstruo", quería suicidarse y pensó que debía llevarse a sus hijos con ella. "Pensaba que no podrían seguir sin mí", apuntó con un hilo de voz. Luego rememoró que aquel día, dos meses después de haber dado a luz a su segundo hijo, "un miedo irracional" se apoderó de ella mientras estaba con los niños en casa. Su abogado argumentó ante el jurado que, en última instancia, había que entender la atrocidad como "un acto de amor".

La prueba decisiva, la pericial psiquiátrica, está prevista para hoy, día en que los médicos que han atendido a la acusada determinarán si tenía sus capacidades mentales alteradas.

EXIMENTES Su defensa, obviamente, sostiene que María Rosa estaba totalmente alienada cuando cometió los hechos y solicita cinco años de cárcel por dos delitos de homicidio con la aplicación de varias eximentes.

Sin embargo, el fiscal, que sostiene que estos hechos son compatibles con un estado mental normal, solicita 36 años de cárcel por dos asesinatos sin ningún tipo de eximente. El representante del ministerio público, que sostiene la mujer actuó de forma consciente y voluntaria, pidió al jurado que afrontara su decisión "sin odio y sin compasión" para, a renglón seguido, invitar a los ciudadanos que forman el tribunal popular a hacer una prueba, cuanto menos, sorprendente: "¿Imaginan lo que es morir por asfixia? Intenten aguantar sin respirar".