El nuevo obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, se ha visto envuelto en una agria polémica a los pocos días de su nombramiento. Sin tiempo apenas para situarse en el obispado guipuzcoano, sus declaraciones del pasado jueves a la cadena SER han provocado una cascada de reacciones, en su gran mayoría muy críticas. En una entrevista en el programa La ventana , y preguntado sobre cómo puede un cristiano asumir que Dios permita una tragedia como la que ha ocurrido en Haití, el prelado replicó que "existen males mayores que los que esos pobres están sufriendo estos días". "Nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida, quizás es un mal más grande", manifestó.

Ante el revuelo suscitado, con declaraciones reprobatorias de todos los sectores sociales y políticos, el obispo Munilla emitió ayer mismo un comunicado en el que aseguró que sus palabras habían sido "distorsionadas", ya que se efectuaron "en un plano teológico" como respuesta a una pregunta de tipo teológico.

"EXTRAIDAS CON FORCEPS" En el texto, el prelado estima que el titular Existen males mayores que la tragedia de Haití fue "extraído con fórceps" de sus declaraciones, y es "injusto" ya que sugiere "desinterés" por su parte "hacia los damnificados del terremoto". Para contrarrestar la ola de pronunciamientos contrarios, el obispo aseguró que Cáritas de Guipúzcoa ha enviado ya 100.000 euros para Haití y que, además, ha propuesto que las fiestas patronales de San Sebastián, que se celebran el 20 de enero, "tengan una austeridad solidaria en favor de los que están sufriendo en aquel país".

La controversia ha rodeado al obispo Munilla desde que su nombre entró en las quinielas para suceder a Juan María Uriarte. Su designación provocó una reacción crítica tanto del clero guipuzcoano como de buena parte de las comunidades de fieles vascos, por lo que sus declaraciones sobre Haití no han hecho sino complicar todavía más su llegada al cargo.

Ni el PP, que ha mostrado su apoyo a Munilla, le respaldó. El portavoz de interior del PP en el Congreso, Ignacio Cosidó, consideró "muy poco oportuna" la comparación entre Haití y la falta de espiritualidad, mientras que el secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, recomendó al prelado ser "extremadamente prudente" con sus manifestaciones, puesto que son analizadas con lupa.

"OBISPO SIN ALMA" La reacción socialista fue mucho más dura. La secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, se movió "entre la perplejidad y la indignación" y añadió que las palabras de Munilla "están en las antípodas" de la labor de la comunidad religiosa, que hace "una encomiable labor". Mayor virulencia mostró la secretaria de política internacional del partido, Elena Valenciano, quien tachó de "cruel y desalmada" la declaración del prelado, al que definió como "el obispo sin alma".

Por su parte, el lendakari del Gobierno vasco, Patxi López, calificó las palabras de Munilla de "incomprensibles y fuera de la realidad" y del humanismo "que debe tener el cristianismo".