TTtres Strauss titilan rutilantes en el cielo de la música clásica. Los tres compusieron sus obras cuando el Romanticismo triunfaba y las clases medias se acercaban a las salas de conciertos. Dos, los Johann, padre e hijo, se lanzaron a por ese público nuevo con sus valses, sus polkas, sus galops y sus operetas y triunfaron. Eran vieneses, siguen siendo muy populares y cada año se les puede escuchar en los teatros extremeños durante los conciertos de Navidad. El tercero, Richard, era de Múnich, no tenía nada que ver con los austriacos, no fue un músico facilón con el don de gustar a las masas, sino un profeta virtuoso lleno de tensión emotiva que compuso unos audaces poemas sinfónicos, una ópera gloriosa, El caballero de la rosa , y cuatro últimas canciones que extasian a melómanos tan acrisolados como el cacereño Chichi Turégano.

Es raro escuchar a Richard Strauss en Extremadura, por eso los conciertos de abono de la Orquesta de Extremadura esta noche en el Gran Teatro de Cáceres y mañana en el López de Ayala pacense tienen carácter de ocasión especial. El programa comienza en tono menor con una serenata para instrumentos de viento compuesta en su adolescencia y que el mismo Strauss calificó como un ejercicio de conservatorio. El espectáculo se eleva después con su primer concierto para trompa, otra novedad en Extremadura. Tras escuchar a la Oex en temporadas anteriores la primera y segunda sinfonía de Schumann, la prometedora noche culminará fogosa y enorme con la cuarta sinfonía del sajón suicida.