Pasado lo peor, tras las lluvias torrenciales del viernes en el norte de Alicante --que dejaron un saldo de ocho pueblos anegados, dos ríos y varios barrancos desbordados, decenas de carreteras cortadas, miles de vecinos incomunicados y una anciana fallecida--, los bomberos de esta provincia han hecho cálculos sobre cuánto trabajo queda para que esta zona recupere una normalidad relativa. Según dijeron ayer --día en el que los equipos de emergencias se centraron en restablecer los servicios de luz y agua--, los trabajos de evacuación de la lluvia almacenada en bajos, aparcamientos y calles de, principalmente, los municipios de Calp, Xàbia, Els Poblets, El Verger, Dénia, Beniarbeig y Benidorm, se prolongarán, al menos, dos jornadas más.

A pesar del enorme dispositivo, en el que participan, 400 operarios adscritos a la Administración autonómica y provincial y cerca de 100 soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), entre otros, queda mucho por hacer en estos pueblos. Tanto, que las labores de retirada de barro y escombros se prolongarán en horario nocturno.

INCOMUNICADOS A última hora de la tarde de ayer, en Calp, una de las localidades más turísticas de esta zona, aún había entre 8.000 y 10.000 personas incomunicadas dentro de sus chalets y apartamentos, situados frente a las playas de Levante y Capri. Tanto la carretera comarcal que une Calp con Moraira como el paseo marítimo se encontraban anegados.

Hasta el municipio se desplazaron efectivos de Cruz Roja, quienes evacuaron a 43 personas de una residencia de la tercera edad, inundada tras unas lluvias que alcanzaron los 400 litros por metro cuadrado.

En El Verger, que declaró tres días de luto por la muerte de una anciana de 90 años el viernes pasado, las calles cercanas al cauce del desbordado río Girona parecían un triste mercadillo cubierto de fango. Allí se agolpaban sofás, sillas, libros y todo tipo de electrodomésticos.

ZONA CATASTROFICA Al igual que Beniarbeig, donde el mismo río destruyó el puente que unía las dos zonas del núcleo de la población, El Verger anunció que pedirá al Gobierno la declaración de zona catastrófica. Pese a que esta es una zona acostumbrada a los estragos de los temporales --hoy se cumple medio siglo de una riada que causó 81 muertos en Valencia--, algunos de sus habitantes amanecieron ayer pesimistas.

Para tratar de paliar los perjuicios, tanto el Gobierno como la Generalitat Valenciana se volcaron ayer en anunciar ayudas para los damnificados, que serán aprobadas el viernes por ambas administraciones, en el Consejo de Ministros y el pleno del Consell. Varios representantes del Ejecutivo central y valenciano se desplazaron ayer hasta los municipios más afectados. En El Verger estuvieron los titulares de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, y Sanidad, Bernat Soria. Varios vecinos se quejaron ante los dos ministros de la falta de limpieza del río Girona.