Rosó Buch es una chica catalana de 19 años que es referente anotador en el Femenino Cáceres de baloncesto. Estudiante de segundo de Administración y Dirección de Empresas, internacional en categorías inferiores de la selección española, educada, risueña, algo tímida... Su mayor peculiaridad no es tanto suya como de sus padres, que viajan todos los fines de semana desde Mataró, su lugar de residencia, para seguir los partidos de su hija, ya sean en Extremadura, Galicia, Asturias...

Con ese esfuerzo, pocos podrán discutir la atención que Joaquim Buch y Roser Rosell le prestan a Rosó. "Siempre me han seguido a todos los sitios por el baloncesto. Mi padre jugaba y estaba en la directiva del Mataró. Son un apoyo muy grande. Para mí perfecto que vengan siempre. Siempre que puedo les dedico un triple", cuenta la joven, que vive un año muy especial: es la primera vez que sale de casa para jugar, aunque ya es su tercera temporada en la LF-2.

"Tenía ganas de hacerlo para crecer como jugadora, coger experiencias nuevas. Lo necesitaba. Siempre he estado en el Mataró. Aquí me he adaptado bien. No he tenido ningún problema. El entrenador que había Juan Pedro Buigas ha confiado siempre en mí y el que hay ahora Jacinto Carbajal, también", cuenta.

Reconoce que no pensó que fuese a salir todo "tan bien", con el equipo incrustado en la zona alta de de la clasificación durante toda la campaña y ella siendo muy importante. "Venía para ganarme mis minutos, en teoría. No esperaba jugar tanto. Tiro con confianza. A veces se ha dicho que defender no era lo mío, pero creo que también he mejorado", afirma.

Pero no todo ha sido fácil. Mediada la temporada dimitió el entrenador por sus diferencias con la directiva. "Me afectó. Estábamos muy bien con Juan Pedro y cuando se fue nos vino un bajón. Pero somos un grupo unido y había que salir para adelante. Nos costó, pero ahora ya estamos siguiendo el camino. Jacinto es buen hombre y maneja mucho tácticamente. No ha metido muchos cambios respecto a lo que hacía Juan Pedro, lo que dice mucho de él", relata.

En el horizonte ya está la fase de ascenso a la máxima categoría, pese a la derrota del sábado ante el Ensino. "Sería increíble jugarla. El pasado fui a verla y ahora podemos estar ahí. Hay muchas ganas", reitera. ¿Que cual es la clave? "Nos llevamos muy bien, pero a la hora de entrenar, se entrena, estamos concentradas. Tenemos un juego alegre, corriendo siempre, haciendo lo que nos sale, disfrutando, con anotaciones muy altas", afirma. Sabe que, si sigue así, aspirará a acudir con España al Europeo sub-20 en verano.

Rosó Buch intenta adaptarse también al salto entre la universidad catalana y la extremeña: "Hice primero en Barcelona. Para mí es un poco más difícil aquí porque no puedo ir a las clases ni tengo tanto tiempo, pero algunos profesores me ayudan. Me considero responsable. Es importante tener una carrera".