La pionera fue Carmen Alborch. La exministra de Cultura del último Gobierno de Felipe González se soltó su melena rojo incendio y demostró que una mujer poderosa no tiene por qué sentir náuseas ante la visión de un modelo del diseñador japonés Issey Miyake. Tras ocho años de poder de la derecha --en los que las mujeres optaron por el camuflaje estético--, las ocho ministras del primer Ejecutivo de la paridad han posado juntas en los jardines del palacio de la Moncloa para el número de septiembre de la edición española de Vogue --en las fotos, dos de sus imágenes--.

Las ocho chicas ZP protagonizan, en palabras de los responsables de la revista, una sesión "única, maravillosa e irrepetible". María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera; Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente; Elena Salgado, de Sanidad; María Jesús San Segundo, de Educación y Ciencia; Magdalena Alvarez, de Fomento; la extremeña María Antonia Trujillo, de Vivienda; Elena Espinosa, de Agricultura y Pesca, y Carmen Calvo, de Cultura, aparecen en la residencia presidencial con actitud glamourosa, pero cercana. El fotógrafo Alberto Heras captó las imágenes el 9 de julio, después del Consejo de Ministros.

Las damas del nuevo talante político aceptaron ponerse a las órdenes del equipo de estilistas y maquilladores de Vogue para sacarle partido a su feminidad. Sin embargo, en las ocho entrevistas --más políticas que frívolas--, sólo una, Cristina Narbona, aborda la cuestión de la moda.

"PEOR QUE ZAPLANA" Fue una sesión cuajada de anécdotas. Carmen Calvo, amante confesa de los taconazos de Manolo Blahnik, descartó la idea de dedicarse a la pasarela. "Qué duro es ser modelo", refunfuñó. A lo que Salgado replicó: "Sí, pero ganan más". De la Vega, tajante, consideró que el suplicio del maquillaje y las fotos era "peor que una comparecencia con Zaplana".