Casi dos años después de que Sanidad concluyese un estudio sobre las medidas de las mujeres españolas para homogeneizar las tallas, la mayor parte de las compradoras tienen que seguir acudiendo al probador con ropa de diferentes dimensiones para dar con la que mejor se ajusta a sus dimensiones. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hizo público ayer un estudio que refleja que en prendas de la misma talla puede haber diferencias de hasta 10 centímetros.

La OCU ha analizado camisas, faldas y vaqueros de mujer de las tallas 40 y 42 de 11 marcas muy conocidas. Y la conclusión es que las medidas son heterogéneas. Por ello, la oenegé pide a Sanidad que, para acabar con este lío, promueva que en las etiquetas aparezca un pictograma de un cuerpo con tres medidas que contemplen la cintura, las caderas y la altura.

El Gobierno promovió hace tres años una investigación para actualizar patrones que datan de 1972. El análisis de más de 10.000 mujeres de 59 localidades concluyó que el cuerpo de las españolas responde a tres categorías morfológicas: diábolo (medidas simétricas en pecho y cadera y una cintura más estrecha) cilindro (con medidas similares en todo el tronco) y campana (con un perímetro mayor de caderas). El estudio también evidenció que el 41% de las españolas tienen problemas para encontrar ropa que se ajuste a sus medidas.

Un portavoz de Sanidad explicó ayer que la industria textil ha pedido que se simplifique la base de datos resultado del estudio para reflejar las medidas en las tallas, proceso que terminará en un mes. A partir de ese día, el sector tendrá cinco años para adaptarse. Así, antes del 2015, debería acabarse el caos.

Según Angel Asensio, de la Federación de Empresas de la Confección, lo ideal es que no desaparezcan las tallas sino que estas se ajusten mejor a una horquilla de medidas.