La errática evolución del virus de la gripe A ha puesto en un compromiso de difícil resolución a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, como todos los años, deberá escoger dentro de apenas tres semanas la selección vírica con que la industria elaborará la vacuna antigripal del próximo invierno, que la población del hemisferio sur recibirá a finales de la primavera y la del norte, en septiembre del 2010.

La composición vírica de las vacunas contra la gripe la decide la OMS todos los años a partir de los datos que recibe desde sus 192 estaciones de seguimiento de la gripe en el mundo --una es la situada en el Clínic de Barcelona--, que le envían una selección de los virus predominantes en la última epidemia gripal, recogidos de los enfermos. Conscientes de que el tiempo apremia, los técnicos de la OMS presionan estos días a dichos centros para que le remitan esa información. "Desde el 1 de enero, la OMS nos está pidiendo el perfil de los virus que aislamos en los enfermos, aunque no hay epidemia de gripe y son muy escasos --explica Tomàs Pumarola, microbiólogo del Clínic--. Han de decidir ya cómo será la futura vacuna, pero no sé qué van a hacer. Todo son incertidumbres e hipótesis".

Mientras, médicos e investigadores exigen que se investigue si la OMS se excedió a la hora de alertar a la población respecto al alcance de la pandemia del virus A/H1N1.